08 marzo, 2004

Gorda diva

El Royal Opera House de Londres, algo así como el Liceu o el Teatro Real pero en la capital británica, ha roto el contrato con la soprano Deborah Voight por exceso de peso. En la divertida noticia (supongo que no tan divertida para la protagonista) podemos leer que algunos observadores estiman el peso de la cantante entre los 95 y los 127 kilos, una horquilla todavía mayor que las de las encuestas electorales, pero que en cualquier caso nos habla de unas proporciones más bien paquidérmicas.

Según los responsables del teatro, el montaje para el que estaba contratada la obesa cantora requería una puesta en escena en la que la protagonista iba a subir y bajar escaleras, correr por el escenario, lanzarse al suelo, para lo cual la hipopotámica soprano (aunque hay que ver lo ágiles que son los hipopótamos en el agua) no iba a resultar “teatralmente creíble”. Por su parte, a esta Ofelia del Bel Canto le ha faltado tiempo para decir que era el último caso de la cruzada contra los gordos y tal y tal (como diría otro peso pluma).

¡Coño! Ya era hora de que alguien se diese cuenta de que la ópera también es teatro, de que le diesen un poco de importancia a que el tema resulte más o menos creíble. No digo yo que pongan a la Kournikova, pero ver a Montserrat Caballé interpretar el papel de Desdémona en Otello o a La Traviata era casi una broma de mal gusto, y eso que cantar cantaba como los ángeles pero ¿qué hacemos con los ojos mientras tanto?

PD.: Espero que aprecien el esfuerzo que he hecho para no hacer chistes fáciles con el nombre de la soprano.

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