16 marzo, 2004

Las causas de la derrota del PP (I)

Y tiene éste título toda la significación, ya que no estamos hablando tanto de una victoria del PSOE como de una derrota del PP, al que le ha estallado la Guerra de Irak en los morros justo tres días antes de las elecciones.

Podríamos pensar que es mala suerte, pero sería profundizar muy poco y suponer que el enemigo, sea el que sea, es bastante menos listo de lo que en realidad es, y por tanto menos peligroso. Pero el enemigo es tan listo como peligroso, y cuando un grupo terrorista provoca una matanza tan sólo tres días antes de unas elecciones está claro que busca obtener un rendimiento rápido.

Así pues, y para esto no hay que ser un genio del análisis político, es obvio que el principal enemigo político del PP ha sido el terror. Por mucho que se empeñe ZP en negar la evidencia, el atentado del 11 M le ha llevado a la Moncloa, lo cual no resta legitimidad a su victoria, aunque se base ésta en la injustificable cobardía e irreflexión de una buena parte de la sociedad.

Tan preocupante como el bajón de pantalones frente a los hijos Alá que parece que han puesto las bombas me parece la facilidad con la que se puede endilgar a la derecha cualquier problema en España. Ya sea el hundimiento de un petrolero, el enloquecimiento de las vacas, la deriva nacionalista de otros partidos o que haga mucho calor en verano, todo es susceptible de “pasarnos por un gobierno facha”.

Por el contra, basta con que un gobierno se diga de izquierdas para que pueda robar, organizar la guerra sucia o crear contratos basura sin tener que preocuparse por el precio político a pagar.

¿Quién tiene la culpa de esto?

Creo que hay dos culpables claros, el primero es la propia derecha española (y en esto incluyo a políticos y votantes) que lleva desde la muerte del dictador intentando que le perdonen. Tanto a nuestros líderes como a muchos de nosotros nos cuesta o nos ha costado reconocer que somos de derechas, y lo somos porque pensamos que es lo mejor y no tenemos nada que ver ni con Franco ni con los distintos fascismos que en el mundo han sido y, de hecho, las ideas que defendemos son las que se han enfrentado y han vencido a los peores totalitarismos de cualquier signo.

El segundo culpable es la izquierda española, que nunca ha tenido ninguna clase de empacho en mentir, descalificar e intoxicar. La "gente de progreso" utiliza sistemáticamente un “todo vale” que se justifica en sí mismo porque está destinado a hundir a la derecha. Y esto ocurre tanto en el parlamento (fotocopias falsicadas, por ejemplo) como en cualquier bar, donde palabras como facha o fascista se arrojan a la cabeza de cualquiera que discrepe del verdadero "pensamiento-único-políticamente-correcto": la más ramplona progresía. Incluso la violencia es legítima si se utiliza en contra de la derecha: insultar a alguien en el colegio electoral, quemar una sede, manifestarse en la jornada de reflexión... no hay ningún reparo moral porque el fin, acabar con la satánica derecha, justifica cualquier medio.

Yo a eso lo llamo falta absoluta de ética, otros lo llaman “conciencia social”.

El caldo de cultivo cultural y mediático en el que todo esto crece, se reproduce y no hay forma de que muera será objeto de otro artículo próximamente.

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