Como dice el Diccionario de la RAE, la intención del terrorismo es infundir terror. Después del 11 M la sociedad española se ha sentido aterrorizada y ha optado por lo más cómodo y reconfortante: encontrar culpables rápidamente y soluciones fáciles. Además, el guión ya estaba escrito: las bombas iban contra Aznar por ser amigo de Bush y con sacar las tropas de Irak y al PP del gobierno no tendremos que preocuparnos más.
Como es comprensible, lo que quiere la mayoría de los ciudadanos es vivir cómodamente y no tener cosas de las que preocuparse, poder coger un tren, el metro o el coche por la mañana y sentir que nada puede pasarnos; poder llegar a casa por la noche y atiborrarnos de nuestra ración diaria de telemierda sin tener que ver un especial informativo. En fin, todos aspiramos a una vida muelle.
El inconveniente es, a mi modesto entender, que los problemas graves rara vez tienen soluciones fáciles. Sin entrar a valorar la actuación de Aznar y el PP en la Guerra de Irak (de eso hablaremos otro día), me preocupa y mucho el mensaje que hemos transmitido a los terroristas que en España y en el mundo son: es fácil acojonarnos, somos muy débiles.
Cuidado, soy consciente que lo que ha pasado en Madrid es algo muy terrible, fuera de toda lógica y verdaderamente terrorífico, pero la escalada del terror es fácil para el que está acostumbrado a matar, no hay tanta diferencia para el asesino entre una vida o una docena, entre una docena o ciento, y más fácil todavía es dar ese paso cuando puedes obtener un rendimiento político ultrarápido.
Seguro que los jerifaltes de ETA están gratamente sorprendidos, los famosos “representantes de la línea dura” han obtenido la demostración práctica de que tienen toda la razón: la cuestión es poner encima de la mesa el número suficiente de cadáveres y en el momento oportuno. Ojalá me equivoque, pero si yo fuese terrorista estaría estudiando los calendarios electorales de todas las naciones occidentales muy muy atentamente... y sobre todo el de España.
Como dijo Churchill, entre vergüenza y guerra hemos elegido vergüenza, y al final vamos a tener las dos cosas.
La cobardía no suele ser la solución, sino el principio de muchos males. Y por el amor de Dios que me equivoque.
15 marzo, 2004
Terrorismo y terror, comodidad y cobardía
Posted by Unknown at 5:45 p. m. Menéame
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