23 marzo, 2004

Las causas de la derrota del PP (y III)

Pues llegamos al final de esta serie en la que tratamos de analizar someramente las razones por la que nos ha caído encima este gobierno Zetapé que ni él mismo esperaba.

En las anteriores entregas hicimos hincapié en diversos aspectos como el terrible 11M, la inmoralidad de la izquierda, la tontería de la derecha y la nefasta gestión de su comunicación pública que ha venido haciendo el gobierno en los últimos años. Este último capítulo se centrará en los medios de comunicación, que se han mostrado en los capitales días entre el 11 y el 14 de marzo como piezas fundamentales en el juego democrático y, en determinados casos, antidemocrático.

Durante los ocho años en el poder el gobierno de José María Aznar se ha encontrado con un poderoso enemigo que de forma sistemática le pateaba los genitales, como diría ese reflexivo y patriota director de cine de cuyo nombre no quiero acordarme no sea cosa que me entre una arcada. Con PRISA y sin pausa el látigo fustigador del mayor imperio de comunicación de España (principal periódico, principal radio, única TV por satélite) le ha dado al gobierno hasta en el cielo de la boca traspasando, desde mi punto de vista, los límites de un ejercicio periodístico legítimo para entrar en la arena política a calzón quitado, por así decirlo.

Eso ya se podría prever en el 96, pero lo que no era tan previsible era la reacción de los sucesivos gobiernos Aznar: contra más les sacudían, más se bajaban los pantalones. Durante los primeros años si pareció haber una reacción, si bien esta fue tímida y no muy afortunada: patinazos en la TV por satélite, embarcar a Telefónica en una aventura empresarial bastante lastimosa e inapropiada... Sin embargo, según iba avanzando el tiempo la cosa se ponía peor: en un patético ejercicio de cavar su propia tumba el PP no ha hecho sino engordar la bestia, esperando que ésta le perdonase. Y la bestia utilizaba cada uno de los favores (concesión de licencias de radio, “fusión digital”, legalización de Localia) para aumentar el ritmo de la dolorosa sodomización del Ejecutivo, hasta llegar al éxtasis manipulador entre los días 11 y 14 del corriente.

Por otro lado, y si esto no fuese suficiente, la gestión de los medios públicos ha sido también lamentable. O bien nos pasamos como en TVE o bien nos quedamos cortos como en Telemadrid, redil del más irreductible rojerío informativo.

Sinceramente, no sé muy bien que podría haber hecho por evitarlo, pero en ocho años el panorama informativo de España no ha mejorado sino más bien todo lo contrario. Polanco sigue creciendo a costa de concesiones administrativas y, por mucho que “la kultura” se haya empeñado en lo contrario eligiendo como fuente de todo mal al pobre Urdaci, el pensamiento único es ahora más único que antes y la sopa boba ideológica de lo progre nos invade por doquiera.

Con este panorama cualquier infundio lanzado en la línea correcta y apoyado por semejante cantidad de “malos” triunfa en unas pocas horas, entre otras razones porque los “buenos” son bastante tontos a la hora de defenderse y de defender a los suyos.

Menos mal que ahora llega Zetapé que le va a cantar las cuarenta a Polanco y hará de TVE un paraíso de pluralidad informativa, que si no...

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