13 abril, 2004

La interpretación flexible

Se pone de moda la interpretación flexible de las cosas. Ejemplos: el otro día el alcalde de Leganés hizo una interpretación flexible de la unidad ante el terrorismo; José Luis Rodríguez Zetapé hizo en su momento una interpretación también bastante flexible de la promesa electoral, cuando nos dijo los que iban a ser sus ministros de Interior y Economía; por último, el PSOE va hacer una interpretación flexible del reglamento de Congreso y Senado para que prácticamente todo el mundo pueda tener grupo parlamentario propio.

Es ésta última la que me parece más apasionante, porque las otras al fin y al cabo tienen una importancia relativa, bien por su escasa novedad (Leganés), bien porque ya se sabe que donde ZP dijo digo es muy posible que luego diga Felipe, ya que tener una opinión firme es algo autoritario, arrogante y, en suma, fascista.

Bien, pues como decimos, interpretar flexiblemente el reglamento de las cámaras es lo que podríamos denominar un escupitajo en la cara de la voluntad popular, que ha decidido con el libre ejercicio del voto que cada partido político tenga la representación que tiene en las cámaras y no otra. Si Coalición Canaria tiene 3 diputados es porque el PUEBLO lo ha decidido así; si Esquerra Republicana no llega al porcentaje de votos necesario para formar grupo parlamentario es porque el PUEBLO así lo ha querido; si Izquierda hUndida tampoco llega esa es una muestra más de la voluntad de los españoles, que le han dado esos votos a ese partido y ni uno más ni uno menos.

El chalaneo, la negociación barata e inconfesable sustituyen a la voluntad popular libremente expresada en las urnas, que son su más directo espacio de expresión, mucho más directo que el hueco que queda justo debajo de la pancarta.

Pero en fin, todo sea por el nuevo talante democrático(¡?), aunque sea cargarse la esencia básica y primera de la democracia: respetar lo que dicen las urnas.

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