26 mayo, 2004

Taimado y peligroso

El Ministro de (In?)Justicia de del gobierno nos presenta una reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal que es, directamente, para salir corriendo. Actualmente (resumiendo de una forma un poco burda) cuando se abre una causa jurídica un juez nombrado por un procedimiento automático y reglado se encarga de instruirla, mientras que luego juzgará otro juez. Si la propuesta de López Aguilar sale adelante el encargado de instruir un caso, de decidir si se debe investigar o no, de ordenar las actuaciones de la policía, será el fiscal, directamente dependiente de sus superiores y cuyo superior máximo (Fiscal General del Estado) es nombrado a dedo por el gobierno.

Aunque no son tan independientes como sería deseable porque sus órganos rectores (CGPJ) y sus máximas instancias (Tribunal Constitucional, Tribunal Supremo) son también pasto de la dedocracia, un juez es “capitán general” en su juzgado, mientras que un fiscal obedece obligatoriamente a su superior, y éste al suyo y así hasta el Fiscal General que se somete, como la experiencia nos enseña, al gobierno de turno.

Lo peor de este proyecto, el más liberticida desde la “Ley de la patada en la puerta”, es que se anuncia y se acompaña, para que pase de rondón, con la habitual batería de medidas progre-demagógicas destinadas a cabrear a parte de la sociedad: aborto, matrimonio entre personas del mismo sexo… otro día hablaremos de estas cosas si surge la oportunidad, pero lo que es indignante es que se usen para que pase desapercibido un proyecto que es una amenaza directa a nuestra seguridad jurídica y, por tanto, a nuestra libertad.

Espero que los colectivos que se supone se benefician de esas medidas no caigan en la trampa y no se dejen utilizar por este gobierno, muy “talantuoso” cuando la cámara está encendida pero que, como dicen de cierto y siniestro personaje del PSOE, “si te descuidas te la clava”. Y cuidado, porque como nos claven ésta nos vamos a quedar como el mono del chiste.

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