06 junio, 2004

En la muerte de Reagan

Andamos todos enterándonos de que acaba de morir Ronald Reagan. Mucho hay que decir sobre este hombre, pero otros bloggers lo hacen mejor que yo.

Solamente quiero, como un pequeño homenaje, reproducir dos fragmentos de dos de su mejores discursos que he “robado” de Liberalismo.org (espero que Daniel me perdone).

El primero lo pronunció el día en el que era investido presidente para su primer mandato:

Con aquellos vecinos y aliados que comparten nuestra libertad, estrecharemos nuestros lazos históricos y les aseguraremos nuestro apoyo y firme compromiso. Responderemos a la lealtad con lealtad. Nos esforzaremos en conseguir relaciones mutuamente beneficiosas. No usaremos nuestra amistad para imponernos sobre su soberanía, pues nuestra propia soberanía no está en venta. Y por lo que se refiere a los enemigos de la libertad, aquellos que son potenciales adversarios, se les recordará que la paz es la más alta aspiración del pueblo americano. Negociaremos por ella, nos sacrificaremos por ella; no nos rendiremos por ella, ni ahora ni nunca.

El segundo en Berlín frente al Muro todavía en pie:

Cuando, hace un momento, miré desde el Reichstag, esa encarnación de la unidad germana, observé unas palabras crudamente pintadas con spray sobre el muro, quizá por un joven berlinés: “Este muro caerá. Las creencias se hacen realidad”. Sí, a lo ancho de Europa, este muro caerá. Porque no se sostiene ante la fe; no se sostiene ante la verdad. El muro no se sostiene ante la libertad.

Descanse en paz.

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