18 junio, 2004

Galería de políticos inolvidables: Pepiño Blanco

Otra nueva serie llega a estas páginas para loar las figuras transcendentales de la democracia española. Abierta a personajes de ayer y de hoy (como las fantasías animadas) quiero en ella destacar los valores y las personas que han trabajado duro para que el Estado Espanyol llegue a alcanzar una meta por la que jamás habríamos apostado hace cuatro meses, que parecía fuera de nuestro alcance, utópica e irrealizable: la nada.

Recuerdo con especial cariño a ese hombre de estado (espanyol) que es Pepiño Blanco justo tras el famoso Tamayazo de la Comunidad de Madrid. Era entrevistado en la COPE por Luis Herrero (que tiempos aquellos) mientras yo esperaba para pasar la primera ITV de mi coche. A través de las ondas se percibían con claridad la vena del cuello hinchada cual rotulador de bingo y la boca contrahecha en esputadora mueca. De repente, entre felipón y felipón (seguro que Luis Herrero dio las gracias a Dios porque la entrevista fuese vía teléfono y no en directo) surgió como del rayo la palabra mágica, la expresión feliz, el descubrimiento político del año: Tamayo y Sáez eran unos “corrutos”.

Salvada la primera carcajada y repuesto uno de la sorpresa, con el gesto de comprensión que te hacen poner los más débiles y con las orejas todavía groguis por tamaño impacto sonoro me pareció oírlo otra vez: “¡¡¡Por que estos corrutos bla bla bla!!!”. Y así transcurrió la entrevista, pasando del estupor a la estupefacción y de allí a la alucinación según el personaje repetía una y otra vez la fatídica y acusatoria palabra: corrutos esto, corrutos aquello, corrutos arriba, corrutos abajo...

Abro un paréntesis para aclarar un par de cosas: primero, ni Luis Herrero ni ninguno de sus contertulios se descojonaron en antena, supongo que, como a mí, la sorpresa les dejaría sin espacio para la risa; y segundo, la maravillosa palabra fue inventada años atrás por el difunto presidente del Atlético de Madrid y del Grupo Independiente y Liberal, Jesús Gil y Gil, que decía del mundo del fútbol que tenía “unas etruturas corrutas y osoletas”.

Bien, desde aquel momento glorioso en el manejo de la lengua de Cervantes como si se tratase de su mano chunga, Pepiño Blanco no ha dejado de ofrecernos joyas de una calidad alta y con una continuidad encomiable. Como pago de tan impagable labor no le han dado ni un triste ministerio, así que no tiene que callarse por ser gobierno como Maritere de la Couta (ja ja ja) y puede seguir ofreciendo a la sociedad española (¿o a la sociedad del estado espanyol) hermosas perlas dialécticas que demuestran su fino conocimiento del idioma, su delicado y siempre sutil análisis de la política exterior y la geoestrategia, su talante respetuoso y, en suma, su talla de zoquete y su idiocia profunda.

¡¡Qué mala persona debe ser el tío para llegar tan lejos siendo tan tonto!!

PD.: Se aceptan sugerencias para próximos protagonistas de la serie.

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