26 junio, 2004

Por qué Ibn Warraq no es musulmán (y seguramente nadie debería serlo)

Acabo de terminar de leer “Por qué no soy musulmán”, un interesantísimo alegato en contra de la religión de Mahoma escrito por Ibn Warraq, un pakistaní que, refugiado bajo un pseudónimo, nos muestra las contradicciones, barbaridades y despropósitos que se ocultan en el islamismo y que empezó a escribir a partir del shock que para él supuso el estallido del “caso Rushdie”, el último de una larga serie de autores condenados y perseguidos en todo el mundo islámico simplemente por decir o lo que piensan o incluso por estúpidas confusiones que enardecieron a las masas de fanáticos.

El principal interés del libro radica en varios aspectos: el primero es que no está escrito desde la óptica de otra creencia, no es el libro de un cristiano que intenta convencernos de que su religión es mejor (de hecho tiene algunos pasajes que se pueden aplicar perfectamente a la religión católica). Otro punto que le da valor es que se basa en las propias fuentes islámicas: el Corán, la Hadith, la Sharia o los escritos de los propios sabios musulmanes, referencias todas veneradas dentro del mismo islamismo, incluso cuando cita a autores occidentales suele tratarse de orientalistas muy indulgentes.

Está dividido en varios capítulos en los que se analizan distintos aspectos de la religión musulmana, revelando sus mayores contradicciones punto por punto y en una forma muy ordenada: se empieza por la figura de Mahoma y el propio Corán para luego analizar algunos aspectos más concretos como la naturaleza totalitaria del islamismo, su espinosa relación con los Derechos Humanos y a democracia o la posición de las mujeres y los no creyentes dentro de las sociedades islámicas. Sin olvidar el tema que sirve de

Cada punto de vista, cada refutación está apoyado por citas del propio Corán o de la Hadith. Así, por ejemplo, cuando se describe al islamismo como una religión absolutamente misógina podemos leer suras como:

2.228 ”Las repudiadas deberán mantenerse apartadas y esperar tres menstruaciones. No les es lícito ocultar lo que Alá ha creado en su seno si es que creen en Alá y en el Último Día. Y en este caso sus esposos tienen pleno derecho a tomarlas de nuevo si desean la reconciliación. En cuanto al trato, las mujeres tienen derechos similares a los de aquellos [hombres] que están sobre ellas, pero los hombres están un grado por encima de ellas. Alá es poderoso, sabio”.

La principal tesis del libro es, a mí entender, que la distinción entre islamismo fanático e islamismo moderado es una falacia que ha inventado determinado sector de la opinión occidental, pero que es imposible tener posturas moderadas a partir de una religión anclada en el pasado y que considera la voz directa de Dios un libro escrito hace bastante más de mil años, un libro en el que se vierten una variada gama de opiniones misóginas, fanáticas, racistas o, simplemente, descabelladas.

En definitiva, aunque en algunos tramos peca de ser un poco naíf en conjunto resulta un libro extremadamente interesante, que nos ofrece una visión crítica bastante completa del islamismo y que está bastante bien escrito y se lee con facilidad. Una lectura muy recomendable que nos puede ayudar a comprender el aspecto, quizá, más importante del mundo actual: el enfrentamiento entre lo peor de los musulmanes y las sociedades libres de occidente.

Está publicado por la Editorial Planeta dentro de Ediciones del Bronce, y su ISBN es 84-8453-146-5.

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