06 julio, 2004

De sueldos, independencia y periodismo

El Minijtro de Defensa se nos destapa hoy como un sesudo analista del mundo de los mass media, y ofrece la solución mágica para que los periodistas sean, por fin, independientes: tienen que cobrar más.

Uno que, lo confieso avergonzado, es periodista de título y que ha dado con sus huesos por algunas redacciones de entre lo más florido de la cutrez occidental se sorprende agradablemente: “igual éste por fin arregla lo nuestro”, me digo. Pero tras meditar sobre las palabras del minijtro durante algo más del triple de lo que él mismo pensó antes de pronunciarlas (es decir, unos cuatro segundos), me he dado cuenta de que la propuesta de Bono es la estupidez más grande que se ha dicho sobre el problema del periodismo desde tiempos de Nerón, más o menos.

Aunque nunca he trabajado en lo que podríamos denominar “periodismo político” en mi época de humilde redactor (y efectivamente con un sueldo bastante mierdero que llevarme a la boca) luchaba a brazo partido por mi independencia de criterio… mientras no se me decía lo contrario. Pero es que más adelante, según avanzaba mi experiencia profesional he visto que el nivel de sumisión, lameteo de ano ajeno y, en suma, de falta de independencia es proporcional a la nómina que se reciba, con un factor agravante o atenuante: el estado del mercado laboral.

El principal problema del periodismo es el lamentable estado de la educación pública (y en este caso de la privada): cada año miriadas de zoquetes que no saben hacer la O con un canuto salen de las facultades con su título bajo el brazo. Hasta un lerdo como yo entiende una regla básica del mercado laboral: ante una sobreoferta los precios, en este caso los sueldos, caen.

Cuando yo pasé por allí (joder, y ya hace un huevo) la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid era la Casa de Tócame Roque en lugar de ser la casa del saber: alumnos patéticos que jamás deberían haber superado 1º de BUP, profesores que no tenían el nivel intelectual mínimo exigible para ser poceros, vagancia al por mayor, aprobados masivos, cachondeo y, cada año, casi mil nuevos titulados que durante los cinco cursos de la carrera habían estudiado menos que el letrista de Loco Mía.

No voy a ir de puro: yo era parte del circo y durante la carrera (especialmente los cuatro primeros cursos) me toqué los pies con frenesí y me dediqué a buscar a los profesores que regalaban los aprobados, a salarme clases para jugar al mus en la “cafeta” y a leer el periódico en las pocas clases a las que iba, pero por lo menos no me engañé a mi mismo: estaba claro que lo que nos esperaba era la precariedad laboral y los sueldos de risa y la dependencia absoluta del trabajo de mierda que en cada momento se tenga, ya que el lamentable estado del mercado laboral nos impedirá encontrar otro.

El Minijtro propone que nos suban el sueldo por decreto en una medida que lleva a sus últimas consecuencias la “titulitis” educativa del PSOE: no sólo le regalamos el título sino que ahora también el sueldo. Eso sí, no le pregunten de donde va a salir ese dinero que él de economía ni idea.

Si fuésemos más malvados diríamos que esto es un aviso a los propietarios de los medios: cuidadín con lo que dices que te meto una ley para que le tengas que pagar 200.000 al becario y te crujo, pero no vamos a pensar eso dada la intachable trayectoria democrática del PSOE, ejem.

Pero no se equivoque, señor Bono, la única vez en la que he sido independiente en toda mi vida es aquí, en este blog del que, obviamente, no saco un duro.

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