17 agosto, 2004

¡Ay Venezuela!

Al final, nos hemos quedado sin la ilusión de ver como el dictadorzuelo venezolano hacía las maletas y se iba a algún lado a disfrutar del dinero que, sin duda alguna, está robando durante todo este tiempo. Y es que no falla, cuanto más campechano y “del pueblo” es un político más pábulo da en su país, su ministerio o su concejalía a la “redistribución imaginativa de la riqueza” o, dicho en román paladín, a llevárselo crudo o dejar que se lo lleven crudo.

La verdad es que, con o sin puchero, tenía toda la pinta de que iba a pasar algo así. Es complicado que un régimen dictatorial se deje ganar un referéndum y el del el exgolpista Chávez es un régimen dictatorial por mucho que lo refrenden las urnas ahora o dentro de dos años, y lo es porque la democracia no es sólo votar y en la República Bolivariana de Venezuela un único hombre (o macaco) tiene demasiado poder y lo usa de una forma demasiado arbitraria.

Por cierto, me ha llamado poderosamente la atención la presteza de nuestro querido gobierno por lamerle el culo al presunto vencedor. Por ahora los observadores internacionales han dado el OK a los resultados, pero conociendo el percal de la política iberoamericana quizá habría sido más prudente esperar un poco, no sea cosa que al final se destape el puchero y estemos haciendo el ridículo. Aunque eso sí, tampoco iba a pasar nada por otro más, ¿no Miguel An… digo Curro?

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