24 agosto, 2004

La vaga política vaga de esta izquierda holgazana

Consuelo Rumí es Secretaria de Estado de Inmigración y Emigración y, ya estando en la oposición, era la “especialista” en el PSOE en estos temas, así que fue una parte importante en las distintas negociaciones entre gobierno y oposición para aprobar las sucesivas “Leyes de Extranjería” de los últimos años. En definitiva, se supone que debería ser una persona informada y conocer bastante bien un tema en el que viene desarrollando su carrera política.

Así las cosas, la señora o señorita Rumí lanza, con lo que podríamos denominar “agostidad” y alevosía, las líneas maestras (?!) de lo que será la política de inmigración del nuevo gobierno, destacando dos elementos: que habrá una regularización “generosa” y qye se facilitarán papeles a los extranjeros “que demuestren una relación laboral fehaciente(…) y que lleven en España un tiempo importante”. Obviamente, las negritas son mías.

Estas ideas me parecen un perfecto ejemplo de cómo la izquierda en general y esta cosa que nos ha tocado en forma de partido en el Gobierno en particular, aplican soluciones simples (en el peor sentido de la expresión) a problemas muy complejos; políticas vagas en su formulación (¿qué quieren decir fehaciente e importante en este contexto?) y vagas (de holgazanería) en su esencia, pues son el fruto de tres minutos de reflexionar sobre un tema como la inmigración que requiere un acercamiento con mucho más esfuerzo y muchos menos prejuicios.

La forma de “solucionar” los problemas de este gobierno y, tradicionalmente, de los partidos de izquierda es así de simplista: ¿Qué la inmigración ilegal es un problema? Pues acabemos con él haciéndola toda legal. ¿Qué las mujeres están discriminadas? Pues paridad por decreto. ¿Qué hay pobres y ricos? Pues quitémosles a unos los que les sobra y se lo damos a otros.

Sobre el papel todo queda precioso pero se olvidan de que toda medida política de este calado tiene consecuencias indirectas que, además, todavía son mayores si se plantea con esta vaguedad y este simplismo. En el ejemplo que tratamos Consuelo Rumí no nos dice nada sobre las inmensas posibilidades que se le abren a las mafias para montar empresas tapadera que se dediquen a crear contratos fantasma (pero muy fehacientes, eso sí) y poder así “importar” a inmigrantes en masa (algo que ya denuncia alguna ONG que empieza a ocurrir).

En definitiva, más pateras porque una vez lleguen aquí se regularizarán sin problemas, más delincuencia porque toda esa gente tendrá que comer de algo y sus contratos no serán tan fehacientes como para cobrar, y más racismo porque la aparición de masas de africanos desocupados y dedicados a la delincuencia no hará que el amor al prójimo de color campe por el corazón del españolito medio mientras es atracado día sí día también.

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