Matrículas tuneadas

Una de las características de las tribus más retrasadas es la permanente necesidad que tiene el individuo de afirmar su pertenencia al grupo. Esto puede ser comprensible en los más recónditos recovecos de la selva amazónica, donde es necesaria la colaboración del grupo para los aspectos más básicos de la existencia, pero para mí resulta un poco ridículo en la Europa actual: ir por ahí afirmando que uno es de su pueblo a cada minuto te hace parecer Paco Martínez Soria y no un ciudadano del S XXI.

Sin embargo, hay quien no lo ve así y necesita demostrar su “catalanor” en todos los aspectos de su existencia. Así, desde que se cambiaran las matrículas hace unos años determinados partidos políticos en Cataluña y otras regiones (pero sobre todo en Cataluña) están insistiendo en que los coches vayan identificados según la CC.AA. de la que procedan, supongo que para facilitar la labor de los vándalos que hay en todos lados y que están dispuestos a rayarte el coche (o quemarte la moto, como le pasó a una compañera de trabajo barcelonesa aquí en Madrid) por el simple hecho de que esté matriculado aquí o allá.

La medida, que parece que ahora se va a poner en marcha, es uno de los mejores ejemplos que he encontrado de cómo la ideología (no los principios, ojo) es capaz de pasar por encima de cualquier tipo de lógica o racionalidad. Identificar la procedencia de los vehículos sólo sirve para tres cosas: generar problemas cuando se está conduciendo (estos cabrones de Madrid es que van como locos); que te desgracien el coche cuando lo aparcas (mira un polaco de mierda vamos a joderle las ruedas); y devaluar el valor del vehículo cuando éste llegue al mercado de segunda mano, ya que sólo podrá ser vendido en tu propia comunidad.

¿Qué obtenemos a cambio de todo esto? Nada que no sea el orgullo de tener la matrícula “tuneada” y ser más catalán, vasco o madrileño que el de al lado, es decir, nada. Claro, que se me ocurre ahora que la medida puede ir por otro lado y que se trate de tener localizados a los forasteros, es decir, a los sospechosos…