12 octubre, 2004

¿Es esta la parada para ir al centro?

A raíz de la evolución política en los últimos meses y, muy especialmente, de la cada vez más notoria presencia en los medios de nuestro queridísimo alcalde, se ha vuelto a poner de moda la palabra centro como argumento político. De hecho, a raíz del revuelo de los últimos días en el PP de Madrid aquí mismo hemos discutido sobre lo poco o muy necesario que es para los populares volver a ser “de centro”.

Pero ¿alguien es capaz de decir en qué consiste eso del centro? Desde luego, sus mayores adalides no lo tienen muy claro: que si una actitud, que si una forma de hacer, que si cuestión de imagen, que si escuchar al afiliado… pero yo creo que ante la magnitud del tema empieza a ser necesaria una reflexión un poco más pausada.

Creo que no me equivoco si digo que el concepto de centro lo puso bajo los focos Adolfo Suárez al crear la UCD (Unión de Centro Democrático). En aquel momento parecía bastante oportuno para unir a una serie de partidos que tenían tantas diferencias como cosas en común y a los que animaba ocupar un espacio político moderado muy necesario en aquellas circunstancias históricas en las que, como decía Suárez en uno de sus más famosos discursos:

A nuestra derecha existen partidos y coaliciones que propugnan reformas que nosotros consideramos absolutamente insuficientes y que tienen un talante político que juzgamos poco propicio al diálogo.

A nuestra izquierda, los partidos más importantes ofrecen a corto plazo unos objetivos moderados, pero ellos mismos no ocultan que su meta es lograr una sociedad inspirada y dominada por la ideología marxista.


Efectivamente, era necesaria una fuerza política entre el PC partidario de la ruptura y PSOE que no había abandonado el marxismo, por un lado; y una Alianza Popular trufada de ministros franquistas y los partidos que se consideraban verdaderos herederos de Franco por el otro (Blas Piñar y tal).

Con el tiempo, no demasiado, la UCD fue víctima de sus propias diferencias y se hundió desapareciendo en la nada electoral, el PSOE abandonó el marxismo y cogió el tranvía hacia el centro, que es para un partido de izquierdas la socialdemocracia, lo que probablemente le valió su sonado triunfo electoral del año 82. A la Alianza Popular de Fraga, por su parte, le costó mucho más renovar su mensaje y su imagen, y tuvo que esperar a la llegada de Aznar y su equipo para dar a entender que estaban en el tan ansiado centro, pero de nuevo la pregunta de marras: ¿en qué consistía el centro para el PP?

Desde mi punto de vista la llegada al centro del PP consistió en una serie de pequeños mensajes (de acuerdo, algunos no tan pequeños) que combinados cambiaron lentamente la percepción que la gente tenía de los populares: las nuevas caras, la forma de afrontar determinados temas presuntamente “sociales” como el aborto, pero sobre todo una línea política más liberal en lo económico: privatizaciones, reducción del estado (ok, no mucho), reformas sin rebajar los niveles de protección social… es decir, la labor de gobierno de Aznar.

Y llega la gran pregunta, si el PP ya estaba en el centro en el 96 (o eso se supone ya que ganó las elecciones) y ni ha cambiado su política económica ni su opinión respecto a esos temas “sociales” de los que hablábamos, ¿cómo es que ya no está en el centro? Esto puede deberse, por ejemplo, a que el centro siga definiéndose como el espacio intermedio entre dos polaridades y la izquierda esté radicalizándose, algo que me parece que efectivamente está ocurriendo al igual que el PP ha mantenido su posición respecto a ETA y ha sido el PNV el que la ha cambiado desde Estella.

Sin embargo, para mí la “descentralización” de los populares se debe únicamente a un tema: la famosa guerra de Irak, y más que a la guerra en sí a la vergonzosa utilización que de ella ha hecho la izquierda en general y el PSOE en particular. Si analizamos los grandes rasgos de la política del PP en el año 2000, cuando ganó las elecciones por mayoría absoluta, la única diferencia significativa en el 2004 ha sido Irak, en lo restante (firmeza frente al terrorismo, política económica, respeto a la constitución…) el PP ha sido básicamente el mismo. Cabría preguntarse al respecto que habría pasado si en vez de soldados profesionales al final del conflicto se hubiesen mandado tropas de reemplazo durante este, como hizo el gobierno del PSOE en el 89.

Así que, ¿cómo vuelven a ese centro del que en realidad no se han ido? Es imposible, hagan lo que hagan y digan lo que digan siempre se les acusará de ser la derechona franquista. En este punto y cómo diría ese reconocido centrista ruso: ¿qué hacer?

Pues quizá es el momento de olvidar esa entelequia que es el centro, esa manida fórmula de otra época y reivindicar una derecha liberal, abierta y moderna, que sea capaz de traer prosperidad a la gente y de defender esos principios: la libertad individual, la firmeza frente al chantaje del terror o una España plural pero real, que no sea el resto de nada.

En resumen señores y señoras del PP: menos centrismo y más liberalismo.

PD.: Se me ha ido la mano con la longitud, espero que sepan disculparme.

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