Finalmente, pese a la tremenda presión mediática en contra que ha soportado; a pesar de tener al mundo de la farándula prácticamente en bloque apoyando a su rival; por encima de Michael Moore; tratando con un talante fatal a ZP y Desatinos; y, lo que es más sorprendente, tras las maldiciones que sobre él habían lanzado los Sardás, Milás e Iñakis de postín; George W. Bush ha sido reelegido Presidente.
Cabría preguntarse como es posible que un personaje que como todos sabemos es tonto del culo, no tiene ni idea de política internacional, es inculto y no ha tenido ni dos míseras tardes para aprender economía puede llegar tan lejos. Pero dejando la ironía a un lado creo que la victoria de Bush y su relativa holgura (la diferencia en voto popular no está nada mal y la cifra global le hace ser el presidente más votado de la historia) nos deben hacer replantearnos el personaje y su trayectoria como presidente. Bueno, quizá “nos” no sea la palabra más adecuada en este blog que no se ha distinguido por hablar ni bien ni mal de él, pero creo que la sociedad europea en general y la española en particular deberían empezar a mirarle con otros ojos algo más positivos o, al menos, un tanto menos sesgados.
La gestión de Bush en sus primeros cuatro años ha tenido, como la de todo gobernante que tome decisiones (y para eso les votamos, creo yo), aciertos y errores. En el caso del 43er presidente de los EE.UU. hay que tener en cuenta que se ha desarrollado en un momento histórico particularmente difícil y se ha visto irremediablemente afectada por el 11S, que al final ha sido prácticamente el único punto en su agenda política.
Su lucha contra el terrorismo derivada de ese 11S ha tenido algunos puntos positivos: la derrota de los talibanes, la caída del régimen sátrapa y genocida de Saddam y, sobre todo, mantener viva la conciencia de que estamos librando una guerra. Pero también ha tenido puntos no tan positivos: la débil justificación de la Guerra de Irak con los informes inexactos de la CIA, la gestión mejorable de la posguerra y, el peor de todos, la Patriot Act.
En otros terrenos lo más preocupante ha sido el alto déficit creado para financiar las guerras, que puede convertirse en un grave problema para la economía norteamericana y, por tanto, para la mundial. Pero además de que Kerry tampoco aportaba recetas claras para solucionar esto, el tema central de estas elecciones ha sido la guerra contra el terrorismo y en ella Bush ha recibido un apoyo inequívoco de su pueblo a una gestión quizá mejorable pero que ofrecía más garantías que su difuso e indeciso rival.
Lo dicho, quizá en el fondo no sea tan malo como quieren hacernos creer, quizá su rival es todavía más tonto o quizá casi 60 millones de americanos son gilipollas. Personalmente, me quedaré con la primera explicación.
03 noviembre, 2004
¿Y si no fuera tan malo?
Posted by Unknown at 7:40 p. m. Menéame
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