04 noviembre, 2004

¡Pero que burro es Rodríguez Ibarra!

Aunque las escasas ocasiones en las que dice algo coherente no nos duele reconocerlo, la cruda verdad es que a él mismo parece que sí le duele y en cuanto se da cuenta de que ha dicho algo inteligente no tarda en aclararnos que no, que el quería decir exactamente lo contrario. Fue de esta forma, por ejemplo, como descubrimos que cuando alguien habla de palmeros en España todos debemos entender que se refiere a baleares y no a andaluces, lógico dada la extensa tradición flamenca mallorquina.

Pues si por lo general las opiniones de Rodríguez Ibarra son un tanto “excéntricas”, por decirlo de un modo suave, cuando tocamos el tema los GAL es como si saliese la luna llena y nuestro ya de por sí piloso personaje se cubriese de vello y garras y se transformase en algo a medio camino entre el hombre lobo, mister Hyde y el burro catalán en versión dehesa.

Así, desde que se ha lanzado la ignominiosa petición de insulto para Rafael Vera, ese ímprobo funcionario al que injustamente se quiere crucificar por levantarse unos milloncitos de nada, Rodríguez Ibarra se ha lanzado a una campaña de esparcimiento de heces en la que colabora con un esfuerzo que quizá merecería finalidad más elevada.

En estas estamos cuando ayer llegó al límite del exabrupto, la desvergüenza y la idiocia afirmando que la viuda de García Goena, una mujer que con sufrimiento y coraje quiere limpiar la memoria de su marido y que no se vayan de rositas los que injustamente lo asesinaron, que debería pedir disculpas “a los dirigentes del PP que tanto alardeaban y tanto felicitaban a los socialistas cada vez que había un atentado del GAL”.

En su paranoia el cacique extremeño comete varias infamias en una única frase. Para empezar juega con el dolor de una mujer que vio como asesinaban a su marido y lo acusaban de etarra sin haber tenido nunca relación alguna con la banda terrorista; no contento con eso trata de enmierdar en el asunto al PP y con el viejo truco de no dar nombres para que el chapapote llegue lo más arriba y lo más indiscriminado posible; por si eso es poco iguala a quien ordena o comete un asesinato con quien, muy equivocadamente desde mi punto de vista, se alegra de que se acabe con ETA a golpe de pistola; y por último, reconoce de una forma tan clara como no explicitada que a quien había que “felicitar” por los crímenes del GAL era al PSOE, ¿no habíamos dicho que no tenía nada que ver?

Yo creo que esto es ya demencia senil. Claro, que también puede ser desesperación al saber que alguien está a punto de canta y pensar que uno puede ser protagonista de parte del libreto.

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