16 diciembre, 2004

Chicooooooooo, metáaaa estressssssaaaaaaaaanndooooooo

Hace algún tiempo tuvo un notable éxito televisivo el anuncio de un licor supuestamente caribeño en el que se reflejaba la apacible y relajada existencia de los habitantes de la isla en la que se producía la susodicha bebida espirituosa. El principal argumento del anuncio era que los indígenas caribeños vivían como pachás y que por eso les salía el licorcillo de lo más sabrosón.

Probablemente, lo que ustedes recordarán del spot y lo que viene aquí al caso es la frase central del anuncio, la que luego se repetía en las calles y en los bares y es el título de este artículo: “Chicooooooooo, metáaaa estressssssaaaaaaaaanndooooooo".

Y es que algo parecido le dijo ayer nuestro muy querido y nunca suficientemente bien ponderado Presidente del Gobierno al líder de la oposición, Mariano Rajoy, cuando éste le criticó que hubiese suspendido su viaje oficial a Polonia alegando que estaba muy cansado tras su comparecencia en el Comisión del 11M.

Pero no podemos llamarnos a engaño, ya hace tiempo que José Luis Rodríguez Zapatero nos advirtió de que él no quiere ser un gran líder, debe pensar que eso resulta muy cansado y, cuando se llevan tantos años como lleva él sin trabajar de verdad, no se le pueden pedir peras al melonar.

Eso sí, parte de la propaganda que le aupó al poder y que continúa haciendo desde que ocupa La Moncloa es que él es un ciudadano normal, hasta tal punto que se ha cargado las costumbres del protocolo en otra de sus demagógicas medidas. Así que ustedes, mis apreciados lectores que supongo que son también ciudadanos normales, ya saben a qué atenerse la próxima vez que sobrepasen su horario de oficina o que se excedan en el bricolaje del fin de semana y lleguen al lunes molidos, se quedan en casa tan ricamente y si su jefe les dice algo le contestan con talante y donosura:

Chicooooooooo, metáaaa estressssssaaaaaaaaanndooooooo".

Y además ustedes no tienen la obligación de representar a 43 millones de compatriotas, así que seguro que en su empresa lo entenderán.

¡Que patético, Señor, que patético!

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