Resulta curioso que la Lotería de Navidad sea uno de los recuerdos más firmemente asentados en nuestra memoria. La repetición cíclica, año tras año de la típica cantinela de los Niños de San Ildefonso (que por cierto, cuanta musicalidad perdió con la llegada del Euro) mantiene en los recovecos de nuestra cabeza recuerdos que de no ser por ella seguro que habrían muerto ya, diluyéndose como lágrimas en la lluvia como decía el replicante de Blade Runner.
Para mí, el sorteo navideño está irremediablemente ligado a los viajes al pueblo de mi niñez, que en su versión invernal coincidían año tras año con el día de la Lotería. Pero ojo, estoy hablando de un concepto de viaje muy distinto al que manejamos hoy en día en este país de autovías (y que me perdonen los de Teruel): hace 20 años viajar desde Madrid a la provincia de Alicante suponía una expedición más cercana a Marco Polo que a la actual velocidad diesel. Les cuento:
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22 diciembre, 2004
Viejos recuerdos de viajes navideños I
Posted by Unknown at 10:35 a. m. Menéame
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