13 enero, 2005

Contra esa patraña llamada “pueblo vasco”

En estos días de tormenta hay pocas cosas que me consuelen tanto como leer a Fernando Savater, y con cada nuevo artículo que escribe, con cada nueva aparición en la televisión o en la radio mi admiración, mi afecto y mi respeto por el escritor donostiarra crecen aunque, como es el caso hoy, no esté de acuerdo con el 100 % de sus planteamientos.

Pero es que Savater es de lo mejorcito de la sociedad española (y no digamos del mundillo intelectual de este país), uno de los poquísimos casos de intelectual comprometido, algo que no está tan mal y de lo que muchos presumen ser cuando ni son una cosa ni la otra.

Hoy Savater firma un excelente artículo en El País (la perplejidad que me produce que tanto él como Mario Vargas Llosa sigan escribiendo allí es algo sobre lo que tendré que escribir algún día) titulado “Contra el pueblo vasco” y en el que dice algo que ya era hora que se dijese alto y claro:

“¿Quién se atreve a recordar que aquí no hay tal parcelación en "pueblos" sino cuarenta millones de ciudadanos españoles, todos los cuales tienen voz y voto sobre lo que se hace o se deshace en su país?”

Y es que, como bien señala Savater, ha sido en nombre de ese tipo de entelequias (pueblo, raza, proletariado…) en el que se han cometido los peores crímenes de la humanidad durante el S XX que tan cerca nos queda. Y no nos referimos sólo a la Alemania nazi, la Rusia comunista o la Camboya de los Jemeres Rojos, sino a las Provincias Vascongadas durante los últimos 35 años:

“En Euskadi, los constitucionalistas no han perdido las elecciones sino la vida. Y porque ellos han perdido la vida, y otros compañeros suyos la libertad de movimiento o de intervención pública en defensa de sus ideas, los nacionalistas han ganado las elecciones y hoy tenemos plan Ibarretxe. El cual se atreve a preguntar retóricamente, cuando propone en estas condiciones un referéndum: "¿A qué tienen miedo?".”

Pues señor Ibarretxe, tienen miedo, tenemos miedo, a que nos den con el “pueblo vasco” en la nuca.

Lectura imprescindible.

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