12 enero, 2005

Un fallo cualquiera lo tiene, ¿no?

Empiezan a conocerse datos sobre la auditoría interna que la propia ONU está desarrollando sobre el famoso programa Latrocinio p... digooo Petróleo por alimentos (en qué estaría yo pensando). Seguramente algunos de mis avispados lectores pensarán que la conjunción de las palabras auditoría e interna son sinónimo de uyqueoscuroestáestopueslaverdadesqueyonoveonadamaloytu?yotampoco, pero para según que cosas los EE.UU. son más serios que España (ya lo dijo el diputado aquel del PSOE cuando interrogaba a Aznar) y en este caso se ha encargado del tema un comité de personas independientes y con cierto prestigio, dicho lo cual no pondría yo la mano en el fuego.

Bueno, pues como digo los primeros datos llegan a nuestras manos y hay cosas interesantes, sobre todo teniendo en cuenta la fuente. De hecho, me sorprende que no se les haya dedicado más comentarios en la blogosfera liberal, aunque también puede ser que me hubiese despistado yo. Por ejemplo, parece ser que se demuestra que:

Algunos contratistas cobraron de más a la ONU por sus servicios y no proporcionaron personal suficiente en los puertos y fronteras iraquíes en los que se suponía que el petróleo y las mercancías debían ser severamente controlados.

Aunque el tema tiene un tufillo raro (la primera Ley de la Corrupción podría ser que si alguien cobra de más es que alguien se lo lleva crudo por el otro lado) hasta aquí podríamos decir que todo más o menos bien, errar es de humanos y el que no se haya equivocado nunca que levante es esternocleidomastoideo. Ahora, lo que ya tiene peor aspecto y olor que una merluza de hace dos meses es otra de las conclusiones:

Las auditorías también revelan que el responsable del programa, Benon V. Sevan, uno de los más cercanos asesores de Annan, fue reiteradamente advertido por miembros de la propia organización de que estaba haciendo una pobre labor a la hora de dirigir las tareas de su personal, así como también el desempeño de los contratistas.

Que haya problemas es normal, que alguien se pase de listo también suele ocurrir, está en la en ocasiones miserable naturaleza humana, pero que avisen al responsable del tinglado y éste no haga nada, eso ha sido siempre el primer rasgo de la corrupción generalizada

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