26 enero, 2005

El lechero de Churchill

Una de las frases más célebres de Winston Churchill, que se la sabe hasta mi abuela vamos, es la del lechero y la democracia. Hoy por hoy ya no tenemos lechero (no sé si lo habrá en Gran Bretaña pero aquí ya ha sido sustituido por la máquina de uperisar y el carrito del súper), así pues, lo único que puede llamarnos a casa a las tantas de la madrugada es el niño que vuelve del botellón y se ha olvidado de las llaves o las ha perdido por su profundo estado de embriaguez.

Esta es al menos la teoría, que no es que quiera decir que en democracia se duerme mejor y más tranquilo, que también, sino que al ciudadano lo protegen una serie de garantías que deben impedir el uso arbitrario de los mecanismos del poder al alcance del gobierno o sus representantes. Entre estos mecanismos destaca, sin duda, el monopolio de la violencia legítima, es decir, los cuerpos de seguridad y todo lo relacionado con la administración de justicia.

Pues bien, por lo que vimos ayer vamos a dejar de esperar la visita del lechero de Sir Winston y a partir de ahora cualquier cosa nos puede llegar a la puerta de casa a cualquier hora: el tema de las presuntas agresiones a Bono en la manifestación de la AVT nos está revelando la peor cara de este gobierno, y eso que las anteriores tampoco eran de una belleza angelical.

Y es que cada minuto que pasa tiendo a pensar más claramente que todo ha sido, está siendo, una operación de maquillaje y deformación política no sé si preparada a priori o improvisada a posteriori pero en ambos casos impropia de todo lo que no sea una democracia… orgánica y bananera.

En primer lugar la aparición del Minijtro en mitad de la manifestación, cual si de la Virgen de Fátima se tratase y no en el lugar que le correspondía sino entre el público, como uno más y a “título particular”, como si el cargo de ministro se dejase colgado en el perchero del despacho antes de salir por la puerta. Luego la tournée por radios y periódicos afectos a explicar que “eso era un infierno, Iñaki” y que estaba vivo de milagro. Pero resulta que sus propios guardaespaldas, más profesionales como tales que él como ministro, le han dicho a la policía que no le tocaron ni un pelo, que hubo insultos y empujones, sí, pero nada de agresiones.

El montaje se está esforzando a estas alturas en la demonización de la AVT, esa cosa tan molesta que exige un trato digno para quienes más dignidad han demostrado tener y para quienes más lo merecen en este país: las víctimas de la barbarie etarra y del silencio cómplice de buena parte de la sociedad vasca y de cierta parte de la sociedad española.

Pero lo mejor nos estaba esperando ayer con la caza y captura del militante del PP que desató el Ministro del Interior por mano del Delegado del Gobierno en Madrid. La idea es tan clara como vieja: vincular a los populares a la extrema derecha intolerante, violenta y con escasísimo talante, porque ya hay que tener mala idea para “agredir” a un tío tan simpático como Bono, manda huevojjjj. Y es que, por primera vez desde que vivimos en democracia se ha detenido a personas por el mero hecho de aparecer en una fotografía, de ir a una manifestación y, sobre todo, de tener determinada filiación política.

En tiempos de Churchill a deshoras sólo llegaba el lechero, durante muchos años en España lo que llegaba era la “lechera” de “los grises” y ahora, por mor de este gobierno talantudo y “demócrata de toda la vida” estamos volviendo a cambiar lechero por lechera.

Y luego el que recortaba las libertades era Aznar y no el partido de “la patada en la puerta”. Vivir para ver.

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