03 enero, 2005

Pero, ¿no era todo cuestión de talante?

Periódicos, boletines radiofónicos, bitácoras y telediarios todos reparten hoy su espacio entre el maremoto de Asia y su interminable recuento de víctimas y el terremoto (en este caso político) que ha provocado la aprobación en el parlamento vasco del Plan Ibarretxe en el penúltimo suspiro del 2004.

Como bien sabrá la inmensa mayoría de mis lectores el Plan en cuestión fue aprobado gracias a tres votos favorables de otros tantos parlamentarios de la ilegalizada Batasuna, previa lectura de una carta del jefe de ETA Josu Ternera, una circunstancia que ha sorprendido a muchos que se ve que tienen ganas de sorprenderse, como si lo normal hubiese sido que la banda terrorista hubiese estado del lado de las instituciones democráticas y nuestra vapuleada Constitución.

Hay varias cosas que resulta interesante analizar a la luz de estos hechos y de otros datos que aparecen hoy en la prensa, como la noticia de que el gobierno de Zapatero sabía desde este verano que ETA acabaría apoyando el Plan, a pesar de lo cual no dudó hace tan sólo tres semanas en derogar la ley que endurecía las penas para aquellos que convoquen un referéndum ilegal.

Y es que el PSOE está jugando en este tema, como en tantos otros, un juego extremadamente peligroso pero muy acorde con la personal e infantil forma de afrontar los problemas que tiene su Secretario General y Presidente del Gobierno: negar que existan, minimizarlos o, en último caso, culpabilizar de ellos a Aznar.

Toda la propaganda “talantuosa” de antes y después de las elecciones estaba encaminada a hacer creer al electorado que con la salida del PP del poder se acabarían nuestros problemas: los terroristas islámicos (antes conocidos como terroristas internacionales, por cierto) nos querrían “bucho” y no nos harían más pupita; los nacionalistas periféricos se calmarían como se tranquilizan las bestias con la música; el precio de la solución habitacional dejaría de subir… Pero resulta que Aznar está en Georgetown y España sigue trufada de células islamistas, que la vivienda sigue exactamente por las mismas nubes por las que estaba y que Ibarretxe aprueba su plan y amenaza día sí día también con la parodia de referéndum que está más dispuesto que nunca a celebrar, ya que le saldrá gratis, ándapues!

No sé por qué, pero mi me da que sólo con talante no se va a arreglar esto.

¿Algún gobernante de los de verdad por ahí? Que se ponga.

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