Hoy asistimos a el bellísimo espectáculo de cómo un país entero se está poniendo en pie y está ejerciendo sus derechos y exigiéndoselos a aquellos asesinos que, con el apoyo moral de muchos, pretendían robárselos a golpe de bomba y degollina.
Pero mientras los iraquíes arriesgan sus vidas para ir a votar en la “moralmente superior” Europa se ríen de ellos (como ayer, reproducimos para no dar ni una página vista a este miserable):
Hoy es uno de esos días en los que cuando miro a la prensa patria tengo que agacharme dos veces a recoger mi cara, porque se me ha caído de vergüenza. Sí, dos veces, una por ser español y la otra por ser periodista.
Pero eso no es lo importante hoy, lo importante es que amenazados, con serio riesgo para sus vidas y aunque no lo han hecho nunca antes los ciudadanos de Irak han formado grandes colas frente a los colegios electorales y están decidiendo entre diversas opciones en manos de quién quieren dejar su destino.
Lo importante hoy es que los iraquíes nos están dando una lección a todos, pero muy especialmente a los políticos que les han dejado en la estacada y, por qué no decirlo, a los creadores de opinión graciosillos (que no humoristas) que se han reído de su desgracia y su muerte y han menospreciado su valor.
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