06 febrero, 2005

Fascinación

Manuel Chaves ha estado en Cuba y se ha visto durante dos horas con un asesino llamado Fidel Castro, tras lo cual se ha mostrado muy feliz y ha señalado que se trata de “una persona con gran capacidad de atracción y muy fascinante”. Ya que estaba por allí les ha dedicado algo más de media hora a los que son perseguidos por ese asesino, pero no le han parecido nada fascinantes ni ha notado su capacidad de atracción, sino que les ha visto “muy divididos entre ellos”.

Supongo que una de las razones de esta diferencia es que el señor Chaves (dicho sea lo de señor sin ánimo de ofender a nadie) sólo le fascina el color rojo, así que no ha podido resistirse al magnetismo del coma-andante y de sus manos, teñidas de rojo sangre desde hace 40 años.

España ha dado un giro a su política en relación a la dictadura caribeña, asumiendo además un papel destacado en que toda la Unión Europea haga lo propio. Parece ser, por tanto, que vamos a volver a nuestro lamentable papel de lameculos del sátrapa caribeño, levantando sólo leves quejas cuando al homicida comunista (valga la redundancia) se le escape un cuesco en forma de detenciones masivas, procesos sumarísimos o intervención latrocida en el paupérrimo sistema económico de la isla.

Es un trabajo sucio, pero alguien tiene que sacarle brillo al trasero de los dictadores de izquierdas.

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