06 marzo, 2005

Jet lag informativo

Diversas circunstancias personales me han mantenido desde la mañana del jueves alejado de ustedes, mis queridos lectores, y no sólo de eso sino también de la actualidad informativa e incluso de una conexión a Internet que merezca tal nombre, así que como siempre que se produce un fenómeno similar, ando con cierto jet lag informativo que espero que ustedes sepan perdonar: harán falta un par de días para recuperarnos.

En cualquier caso, a través de un seguimiento no excesivamente minucioso de algunos telediarios (principalmente de la televisión de la Comunidad Valenciana) me he enterado de que un señor catalán está muy enfurruñado porque otro señor de allí le quiere hacer algo dado que él dijo no se qué cosas muy feas de un tercero (todo esto me resulta un poco lioso, la verdad).

Justo es decir que el primer señor, el que está enfadado, debe estar sufriendo una experiencia horrorosa, ya que afirma que se siente como una mujer maltratada. Digo yo que su maltratador debe ser fiel discípulo del imán de Fuengirola pues en las imágenes televisivas no se le notan a “la” afectado rastros de las yoyas recibidas, si no más bien de las copas ingeridas, al menos tal se podría decir de alguien capaz de proferir semejante estupidez no exenta de atrevimiento y villanía.

Por otra parte me entero de que una señora ya algo mayor estaba tan ricamente con unos amigos en Irak, pero que para sacarla de allí han tenido que pagar un pastizal enorme (¿y para qué la habrán sacado si ella dice que estaba tan bien?) y luego le han forrado de balas el coche con tan mala pata que se ha muerto un agente del Servicio Secreto y ella está herida. Los culpables de todo han sido, por supuesto, los soldados americanos, que como saben que eso de acribillar periodistas no les da otra cosa que buena publicidad se ejercitan de vez en cuando contra los coches de los reporteros.

En Italia la gente está muy enfadada: a ver que es esto de que a un simple funcionario (ya se sabe que la de agente secreto es una profesión sin riesgos) que va a una zona casi en guerra a tratar con unos maleantes le peguen un tiro. Yo me imagino que el enfado de la gente es porque ha sido un triste sacrificio por una señora que, al fin y al cabo, estaba allí tan “agustito” como Ortega Cano. Claro que también puede ser por la siempre pérfida intervención de los americanos, que cosa que tocan mierda que esparcen.

Pues con esto, la nieve, el Valencia, el frío ártico, el Madrid, los puertos con cadenas y las fiestas de la Magdalena tengo un mejunje mental que no se me van a despegar las neuronas en días.

¡Qué bien que se informa uno por la tele!

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