23 mayo, 2005

El nuevo escenario

Seguimos hablando de la ETA y de cómo el gobierno parece dispuesto a seguir con el "proceso de paz” aunque por otro lado nos dicen que éste no ha empezado. Así, ayer el diario que sólo es independiente de la mañana nos contaba que el gobierno pide a ETA una tregua formal para que no se detenga el proceso de paz iniciado o que no se “defrauden las expectativas”, pero mientras tanto, los delincuentes terroristas siguen a lo suyo, y resulta que lo suyo no es dialogar, sino poner bombas.

La situación no puede ser más llamativa aunque uno la mire con tranquilidad y desapasionadamente (algo que me resulta casi imposible pero que procuro hacer para no amargarme la vida en la distancia): mientras en las calles del País Vasco tenemos lo de siempre: gente que vive amenazada y con escoltas, políticos que miran hacia otro lado y bombas, el gobierno nos habla de un “nuevo escenario” que supone una “oportunidad para la paz”.

La doctrina que el PSOE y sus palmeros se han dedicado a propagar con fruición es que todo es distinto porque ETA lleva dos años sin matar, pero eso es el argumento más estúpido y falaz que se pueda poner sobre la mesa y hace falta tener muchas ganas para tragárselo: la verdad no es que los terroristas hayan decidido no matar a nadie, sino que en los dos últimos años los policías les han hecho el trabajo imposible y han evitado auténticas masacres (bombas en Chamartín en la navidad del 2003) o hemos tenido la suerte de que nadie pasase por allí.

Les pongo un ejemplo: en el último atentado en Madrid, un coche bomba cerca de y IFEMA, pude constatar de primera mano los daños que provocó la bomba y conozco la zona lo suficiente (he trabajado a 150 metros año y medio) como para saber que fue cuestión de pura suerte que nadie muriese. Y de eso hace unos pocos meses.

Así que se nos está vendiendo humo – un humo que apesta a titadyne (o cómo coño se escriba) –, y se intenta explicar el arriesgado y moralmente reprobable movimiento del gobierno como provocado por algo que en realidad no existe o, si existe, es totalmente independiente de la voluntad de los asesinos. Y sobre esa débil base se está iniciando un proceso que no se sabe a donde nos puede llevar y que ha empezado por dar la espalda al segundo partido de España en número de votos (casi 10 millones) y a las propias víctimas de la barbarie etarra.

Sí, hay un nuevo escenario, pero ha sido creado artificialmente y no sabemos muy bien para qué, aunque lo que se entrevé da miedo hasta desde aquí, a seis mil kilómetros de distancia.

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