22 junio, 2005

Confianza ciega

Hace algunos años de las más profundas cloacas televisivas surgió uno de esos programas en los que se encierra a la gente en una casa, granja o similar, pero en este caso con una dinámica un tanto más idiota, si cabe: se trataba de separar a parejas y colocarlas en casas distintas, los chicos allí las chicas allá, en las que además se metía a personajes del sexo opuesto con, por así decirlo, una visión amplia (y promiscua) de las relaciones sexuales. Luego, se les mostraba a unos y a otras los momentos más o menos delicados por los que pasaba su media naranja.

El producto era tan estúpido y tan nauseabundo que no llegó ni al lamentable nivel medio de nuestra televisión y fue un fracaso, hasta en el reino de la basura el hedor de “Confianza ciega”, que tal era su nombre, resultaba excesivo.

Ahora el gobierno nos pide confianza ciega y también fe en su política antiterrorista, dicho sea lo de anti sin ironía. Creo que ambos términos son bastante ajustados a la actual situación, el primero como remembranza a la citada bazofia televisiva, de parecida calidad a todo lo que estamos viendo; el segundo porque fe es, como decía el catecismo, “creer en lo que no vemos” y por ahora no vemos más que unos señores que siguen poniendo bombas y a otros que dicen que hay una oportunidad para la paz, pero a los que se les ve claramente que no se dan cuenta de la diferencia entre ésta y la derrota.

Y el ministro Alonso, mientras tanto, nos cuenta que si nos contase sería la leche.

Muy ciega tendrá que ser.

No hay comentarios: