04 junio, 2005

Razones para acudir a una manifestación

Dentro de unas pocas horas ciudadanos de Madrid y de toda España nos reuniremos en las calles de la capital, espero que en número considerable, en la manifestación convocada por la Asociación de Víctimas del Terrorismo. Como supongo que muchos de ustedes se podrían imaginar allí estaré, pero quiero además explicarles con un poco más de detalle las razones por las que iré y por las que pienso que todo ciudadano con cierta conciencia debería ser parte de este acto.

En primer lugar creo que la sociedad entera debe estar inequívocamente del lado de las víctimas del terrorismo, es un imperativo moral que apoyemos, ayudemos y consolemos a aquellos que han sufrido por el simple hecho de ser españoles o vascos o demócratas o, en tantos casos, las tres cosas a la vez, o por algo tan honorable como haber decidido dedicar su vida a una profesión tan digna (al menos como cualquier otra) como guardia civil, militar o policía.

En segundo lugar, en este momento creo que es especialmente importante transmitir un mensaje de carácter político y con una lectura inequívoca: la sociedad no está dispuesta a claudicar frente los pistoleros, sean de ETA, Al Quaeda, el GRAPO o del Batallón Vasco-Español. Llevamos unos 40 años luchando contra ellos y nunca hemos estado tan cerca de ganar la batalla como ahora o, mejor dicho, como hace unos meses. Plantear ahora otro escenario que la rendición incondicional de los que no creen en la democracia, la libertad y el estado de derecho supone, de facto, dinamitar las bases sobre las que se asientan esos tres pilares y, con ellas, nuestra prosperidad y las de las próximas generaciones.

En tercer lugar, dejar claro que toda operación política relacionada con el terrorismo y en la que se evalúen medidas como cierto nivel de amnistía o el acercamiento de presos debe hacerse de la mano de las víctimas y no en su contra, porque ellos son los únicos que tiene el derecho (que no el deber) de perdonar. Y por supuesto, única y exclusivamente cuando los que matan y ponen bombas (y extorsionan y persiguen y roban y atacan y atemorizan…) hayan dejado definitivamente de hacerlo y expresen su arrepentimiento.

Por último, pero no menos importante, que la dignidad, la justicia y la libertad son valores por los que merece la pena luchar y por los que muchos murieron, que todos deseamos vivir en paz, pero la rendición y la derrota son un insulto a los que han caído y, además, ni siquiera garantizan la tan ansiada paz.

Por eso, esta tarde gritaré junto a cientos de miles de ciudadanos: Negociación en mi nombre ¡NO!

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