30 julio, 2005

En porreta por el museo

Como ya llega el mes de agosto vamos a intentar ofrecerles “una programación fresca y divertida” en plan patética televisión pública, así que a falta de tener a Ramontxu y a dos cuadrillas de tolais para correr delante de una vaquilla les comentaremos las noticias guasonas/curiosas que vayamos encontremos por ahí.

Una de ellas, sin duda, es la hábil iniciativa de un museo vienés que al abrir una exposición sobre arte erótico de principios de siglo ha permitido entrar gratis a todos aquellos que se presentasen a sus puertas como Alá los trajo al mundo, es decir, en pelota picada, en porreta, despechugados totales…

La idea, un poco amariconada en mi modesta opinión porque también han dejado a la gente pasar en bikini (el nudismo ya no es lo que era…), ha tenido un éxito notable, entre otras razones porque se ve que hace bastante calorcillo en Viena por estos días. Personalmente, no le veo yo mucho mérito al asunto, que tendría un sentido más trágico y artístico si se llevase a cabo en pleno mes de Enero en el Hermitage de San Petersburgo, por poner un ejemplo. Entonces sí que sería eso una performance que ni las tonterías del Christo ese: imaginen ese momento glorioso en el que, estando en la cola de entrada oyesen el tintineo producido por le helada testicular de sus compañeros de espera… ¿no sería eso arte?.

Los responsables del museo nos dan explicaciones complejas del evento, pero en el fondo se les nota que lo que querían era “salir en los papeles”, como decían las abuelas. Así su Director Comercial nos dice que querían crear un escándalo similar al que provocaron las obras expuestas en su día, pues fale. Más llamativas son las declaraciones de Elisabeth Leopold, fundadora del museo: “Descubrimos que un cuerpo desnudo es tan hermoso como uno arropado”, pues que quiere que le diga, señora, la verdad es que yo con traje y corbata gano bastante… Como decía aquel, todo depende.

A todo esto, la exposición reúne obras de pintores tan notables como Kokoschka o Klimt y la verdad es que tiene muy buena pinta. Se celebra en el Leopold Museum de Viena, así que si andan por allí o piensan ir este verano ya saben: a despelotarse que sale a cuenta.

Ya nos contarán luego si han logrado fijarse en los cuadros.

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