01 julio, 2005

Malos no, horrorosos

Manuel Hidalgo es colaborador habitual del mundo, se trata de un periodista que escribe bastante bien y al que tenía (ruego se percaten del uso del pretérito) por un hombre bastante cabal. Sin embargo hoy ha publicado una columna que me parece una rotunda inmoralidad y una estafa intelectual. El artículo, titulado Malos síntomas me parece a mí que refleja unos síntomas no malos, sino directamente horrorosos, así que voy a proceder al sano y bello ejercicio de atizarle un fisking, con su permiso.

Empieza el Sr. Hidalgo glosando las manifestaciones de la izquierda:

Cuando a una manifestación de la izquierda se le agregan alborotadores marginales que queman contenedores -lo que alguna vez sucede-, el fastidio y la indignación son generales y, lo que es más importante, nadie puede decir con honradez que los exaltados son cosecha de los discursos de los líderes. Al contrario, la habitual moderación de los líderes del centro-izquierda es detestada y despreciada por estos extremistas oportunistas.

Debemos vivir en países distintos, señor Hidalgo, porque en el mío en las manifestaciones de la izquierda no se han quemado cuatro contenedores sino cuatrocientas sedes mientras que, con o sin honradez intelectual, los líderes del centro-izquierda (dicho sea lo de centro sin ánimo de ofender) jaleaban todo lo que podían a los exaltados dentro de los límites de lo políticamente correcto. Tanto es así que todavía no he oído a ninguno de esos próceres del centro-izquierda condenar las agresiones a otros políticos (Alberto Fernández o Piqué y Rato, por ejemplo) o los infinitos ataques a las sedes populares.

La misma honradez intelectual no impide decir que a la AVT le está brotando esta cizaña con excesiva frecuencia en poco tiempo como para no pensar que no nace de su propia siembra. Un día zarandean a un ministro y otro día -como ayer ante el Congreso- mezclan batallas distintas aderezadas con insultos graves, empujones y porrazos.

Hicieron muy bien los dirigentes de la AVT en dar por finalizada su concentración, pero harían todavía mejor en meditar durante las vacaciones sobre si la línea hosca, encendida, intransigente y borde del señor Alcaraz es la mejor para concitar los apoyos que sus legítimos fines merecen.

Debemos tener un concepto distinto de la honradez, Sr. Hidalgo, y me temo que el suyo es mucho más “famigliar” que el mío, porque este ejercicio que está haciendo usted de tratar de equiparar la quema de 400 sedes (y lo demás) con un presunto intento de agresión a Bono y los cuatro mamarrachos de ayer es cualquier cosa menos decente, valga la expresión del Presidente del Gobierno.

Hace un siglo que no se oye hablar de ayudas económicas, educativas, sanitarias y otras hacia las víctimas y sus familias, aunque el señor Peces-Barba las está gestionando, ampliando y aplicando. Por el contrario, el señor Alcaraz quiere dirigir la política antiterrorista del Estado y exigirle al Gobierno las medidas a aplicar so pena de montarle un cristo cada semana. Si es recibido, dice que es a la fuerza. Si no es recibido hoy, dice que no puede pasar de mañana. Dice quién le tiene que recibir, dónde, a qué hora, qué día y para tratar de lo que él quiere y resolverlo como él lo plantea. Y si no es así –y sin preguntarse qué quieren y en qué confían cuarenta millones de ciudadanos-, reniega, sospecha y se encoleriza a su taimado estilo -dejo su psicoanálisis para otro día-, y no nos despide a todos con un burófax -como ha hecho con su abogado y su portavoz- porque no puede. No sé si los dirigentes del Foro de la Familia no van por el mismo camino después de que les parezca poca cosa la vicepresidenta para atenderles.

Tiene usted razón, señor Hidalgo, ha hecho falta que llegase el Señor Peces-Barba a su comisariado político para que las víctimas tuviesen ayudas. Es público y notorio que los ocho años de gobierno del PP se desperdiciaron en ese campo. Por otra parte está claro que las ayudas crecen y se multiplican, lo que pasa es que este gobierno no es amigo de la propaganda y prefiere no publicitar los éxitos de su gestión, además, como tampoco tienen medios de comunicación que les ayuden… Perdonen que les deje un momento pero es que me estoy orinando de la risa.

Alcaraz no tiene títulos de ninguna clase para esta sobreactuación. Supongo que, a estas alturas, estará ya dividiendo seriamente a su asociación como ya ha dividido el frente del conjunto de las asociaciones y fundaciones de víctimas. Y supongo también que el PP se estará dando cuenta de que no puede usarle como ariete para nada porque corre serios riesgos, de hacerlo así, de ser llevado todavía más al descrédito.

Bueno, amén de que preside la asociación más importante de víctimas del terrorismo Alcaráz es un don nadie (me han dicho que ni siquiera es de izquierdas), el hecho de que sea capaz de reunir 800.000 personas en el centro de Madrid en una manifestación extremadamente pacífica (repito: extremadamente pacífica) es pura coincidencia y no le da derecho a nada. Por otra parte, está claro que las víctimas no tienen nada que decir en la política antiterrorista, de hecho, que no se las den de nada que las únicas víctimas, Rodríguez Zapatero dixit, son las que ya no pueden hablar.

En otro orden de cosas, está claro que ha sido la AVT la que ha roto el frente de las víctimas, la asociación de Afectados del 11M (respetable pero minúscula en comparación con la anterior) que fue creada según su propia presidenta porque no querían estar cerca de la asociación que tenía a Aznar de Presidente de Honor, no tiene nada que ver con ello.

Por lo demás, y como ya avisamos hace tiempo, un día sí y otro también están apareciendo síntomas y signos de la revitalización de una extrema derecha encapsulada y frenética que, como entonces, reparte palos y no precisamente dialécticos, aunque la dialéctica sea el fuerte de algunos de sus instigadores mediáticos. Hay que repetirlo, entre otras cosas, para ayudar al PP: esto se está complicando sin motivo. Tres cuartas partes del país se están amargando y cabreando con algunos gritos, banderas y pancartas a destiempo. No queremos volver a vivir lo peor, más sórdido y más negro de lo que ya vivimos.

De nuevo tiene usted razón Sr. Hidalgo: si cuatro mataos gritan a la prensa y montan un poco de pollo y otros cuatro zarandean a un ministro es el resurgimiento de la extrema derecha. Si por el contrario se queman sedes de un partido político a cientos, se golpea a algunos de sus líderes, se quiebra la jornada de reflexión cercado de nuevo las sedes de ese partido o se increpa a un ex ministro en el mismísimo Congreso de los Diputados eso es la ciudadanía expresándose en libertad.

Que asco Sr. Hidalgo, me esperaba más de usted. La próxima ocasión tenga al menos un poco de decoro, no me lo ponga tan fácil.

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