17 julio, 2005

Rajoy anuncia cambios

Aunque no se sabe muy bien en qué consistirán, Rajoy anuncia cambios en el modo de hacer oposición del PP. Haciendo gala de su “gallegismo” el líder popular dice que su nuevo enfoque no consistirá en ser “más blandos, ni más duros, ni más adustos, ni más simpáticos”, sino en esforzarse en “merecer la confianza ilusionada de los españoles y conquistar la mayoría que nos permita gobernar este país”.

Uno habría pensado que eso es precisamente lo que debería haber estado haciendo Rajoy desde hace una año, pero no vamos a ser crueles, hay que reconocer que el PP ha pasado, está pasando, unos momentos especialmente complejos para los que ni la maquinaria del partido ni su Presidente se habían preparado, perder unas elecciones es siempre traumático, perder cuando todo el mundo está convencido de que vas a ganar y atentando mediante eleva el estado de shock a un grado que puede incluso llegar a ser fatal.

Y es que del lógico escenario político en el que lo que está en juego es la alternancia y la aplicación de determinado sesgo en determinadas políticas (es decir, el ambiente normal en cualquier democracia occidental) hemos pasado a una situación en la que lo que está en juego es, por un lado, la lapidación política de una forma de pensar y de la mitad de la población que la defiende; y por el otro la existencia misma de nuestro país y del modelo de estado que conocemos y que nos ha traído una prosperidad sin igual en nuestra historia.

La situación es excepcional, sí, y para evitar en desastre es necesario un Partido Popular que ocupe valientemente el espacio político que le corresponde y haga oír su voz en todos aquellos temas que preocupan a la ciudadanía, pero es necesario también no limitarse a la negación continua aunque haya tantas cosas a las que decir no, sino que deben plantear políticas alternativas, más modernas y más eficaces y, sobre todo, preocuparse de que estas propuestas lleguen a conocimiento del pueblo.

Todos los cambios que haga Rajoy serán inútiles si no se hace frente al eterno problema del Partido Popular: sus dificultades para llevar su mensaje a los votantes. El otro día me contaba un colega que había hablado con un montón de jóvenes sobre el matrimonio gay y la gran mayoría estaba convencido de que el PP está totalmente en contra de cualquier unión entre homosexuales, la verdadera postura popular al respecto, uniones civiles con idénticos derechos al matrimonio tradicional excepto la posibilidad de adoptar, no ha llegado a buena parte de la sociedad. Se trata sólo de una anécdota, obviamente no es un estudio sociológico, pero me parece extremadamente significativa.

¿Cómo evitar que ocurra esto? Pues creo que en primer lugar el PP y sus representantes públicos tienen que tener las ideas tan claras como para ganar la batalla ideológica a sus oponentes. Los populares deben reforzar la parte liberal de su discurso, pues en ella encontrarán las respuestas adecuadas a las trampas ideológicas que continuamente le plantea la izquierda. Con esas lecciones extremadamente bien aprendidas han de llevar a cabo y defender sin complejos políticas que sean de verdad una alternativa al estatismo y a la demagogia que hoy por hoy ofrece la izquierda. Esperanza Aguirre, con sus luces y sus sombras por supuesto, está siendo en mi opinión un buen ejemplo en este sentido.

Por otro lado los populares deben esforzarse en ser un partido mucho más cercano al ciudadano, tratar de que su presencia en los medios tradicionales de información sea más eficaz (aunque esto ocurrirá de forma natural si se clarifica el mensaje como hemos dicho en el párrafo anterior) y, sobre todo, es importantísimo que aprovechen al máximo las posibilidades que da un medio como Internet, especialmente si tenemos en cuenta el hostil panorama radiofónico y televisivo. En EE.UU. nadie puede negar hoy en día la importancia política y como creador de opinión de Internet, en España quizá no sea así todavía, pero el PP tiene que colaborar para que esto ocurra y, sobre todo, estar muy bien preparado para cuando llegue ese momento.

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