Ayer estuve siguiendo por televisión el homenaje celebrado ayer en la base aérea de Getafe para recibir los féretros de los 17 militares españoles fallecidos el pasado martes en Afganistán.
Dos cadenas emitieron en directo acto: la primera de Televisión Española, con locución incluida de su presentador estrella Lorenzo Milá, y Telemadrid. En ambas se apreció lo difícil que es una retransmisión en vivo de un acto para la que no vale ningún guión previamente escrito: todos los periodistas estuvieron más bien romos y no aportaban demasiado interés a las imágenes, pero la palma se la llevó en presentador de la cadena pública que en un momento de fervor (supongo) aseguró que el acto era presidido por el Presidente del Gobierno, olvidando que todo acto en el que esté el Rey no puede ser presidido por otra autoridad que él mismo.
Aparte del patinazo de Milá, que como somos buena gente lo calificaremos de leve, me llamó la atención como a todo el mundo la ausencia del himno nacional, que me parece tremendamente feo, como a todos, pero es el nuestro y no creo que haya mejor ocasión para oírlo que esta, frente a los cadáveres de 17 españoles que nos representaban y defendían el buen nombre de España en tierra extraña.
Del mismo modo, si uno se fija en todo el acto, también llama la atención la escasa presencia de la bandera española. Sí, ya sé que cada uno de los 17 ataúdes llevaba una encima, pero además de que ésta no se veía bien no recuerdo ahora ni un solo plano de una bandera española ondeando, supongo que alguna habría en la base pero no se situó cerca de las autoridades ni tan siquiera a tiro de una imagen fotográfica o televisiva.
El actual gobierno es muy amigo de la simbología, pero parece que sólo de la suya: de los actos simbólicos, las visitas de compromiso, las reparaciones históricas y las palabras rimbombantes que al cabo poco o nada significan. Creo que ayer debía de haberse usado algo más de simbología para hablar del país en cuyo ejercito militaban los 17 fallecidos y cuya bandera juraron: España, y reflejar así el esfuerzo que como sociedad estamos haciendo en Afganistán en aras de la paz y la democracia y también, por cierto, en contra del terrorismo (que viene a ser lo mismo).
Al paso que vamos el único símbolo nacional que nos quedará será la selección de fútbol (en cuyos partidos sí se oye el himno, vaya), y bien parecen entenderlo esto los independentistas que en nombre de la pluralidad quieren sus propias selecciones, esos sí que no dan puntada sin hilo.
19 agosto, 2005
Un acto simbólico falto de símbolos
Posted by Unknown at 12:48 p. m. Menéame
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