12 septiembre, 2005

¡Así blogea cualquiera!

La diputada del PSC Lourdes Muñoz Santamaría, a la que ustedes recordarán gracias a la fama que ha adquirido por su condición de víctima del huracán Katrina, ha abierto un blog con la idea de contarnos lo terrible que fue su experiencia y, sobre todo, lo malos malísimos que son los americanos, especialmente Bush.

De hecho, esta mañana ya lo había hecho y podía encontrarse un artículo realmente largo y en versión doble catalán / español, de dudosa factura estilística pero que contaba de una forma bastante pormenorizada todo lo que le había sucedido en el imperio del mal durante la catástrofe.

Pero resulta que en Internet la gente no está acostumbrada a callarse y menos aún en la blogocosa, y resulta que la señora diputada no había tenido la precaución de desactivar los comentarios, por lo que se ha encontrado, nos hemos encontrado, con varias decenas de ellos muchos de los cuales eran críticos e incluso ácidos con la escritora, su partido y sus gobiernos en Barcelona y Madrid. Se la acusaba de haber hecho un uso vergonzoso de sus privilegios para salir corriendo, se le recordaba que el barrio del Carmelo está bastante más cerca que Nueva Orleáns y tampoco destaca por la gestión de las catástrofes…

Bien, pues a la señora se le deben haber olvidado los tiempos en los que la gente le decía las verdades a la cara y ha corrido a eliminar no sólo el sistema de comentarios sino incluso las dos versiones del artículo, que en este momento (son las 19:30 horas) no se encuentran por ningún lado.

¿Pero no eran estos los que presumían de escuchar a los ciudadanos? Patético.

PD.: Por cierto, los comentarios, al menos los que yo he leído, no eran insultantes sino, por lo general, bastante educados.

ACTUALIZACIÓN: Justo cuando subo esta nota veo que los artículos han vuelto a aparecer, pero ya sin comentarios, claro.

MÁS: Diego lo había visto antes en su negocio de la la libertad.

TODAVÍA MÁS: Esta mañana me encuentro con que se han recuperado los comentarios, que ya pasan del centenar y son, por regla general, cada vez más críticicos.

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