08 septiembre, 2005

La culpa es mía: cambiemos todo lo demás

Por fin se ha publicado la versión definitiva del informe sobre el programa Petróleo por Alimentos que, por encargo de la propia ONU, ha realizado Paul Volcker. La conclusión es clara: hubo corrupción, ineficiencia y se beneficiaron diversos funcionarios de la ONU, políticos de varios países y los capitostes del régimen de Sadam “hermanita de la caridad” Hussein.

Entre los que han sido descubiertos con el carrito atiborrado de helado destaca, no por ser el que más robase sino por quien es, el propio hijo del Secretario General de la ONU, Kojo Annan, que se ha demostrado que ha “desviado” (curioso término para definir el latrocinio) a cuentas en Suiza unos 750.000 dólares, que vienen a ser cien millones de las antiguas pesetas. Nota al margen: si se ha demostrado eso multipliquen varias veces para calcular el monto total del asunto.

En este punto creo que es de recibo recordar las terribles imágenes con las que nos bombardeaban las cadenas bienpensantes de los niños iraquíes famélicos dentro de viejísimas incubadoras por culpa del “embargo imperialista”. ¿Cuántas raciones de comida para eso niños se habrían podido comprar con los dólares del hijo de Kofi?

Rápidamente el padre de Kojo (que como bien se dice por ahí ha demostrado que no es manko) ha asumido su responsabilidad pero, en lugar de dimitir que sería lo lógico, ha pedido que se reforme la ONU. Por supuesto, en el citado informe se admite que no se ha podido demostrar la conexión fehaciente entre Annan padre y la corrupción del plan, pero estando su propio hijo implicado y siendo el máximo responsable de la ONU uno podría pensar que lo suyo es que el señor tuviese un poco de dignidad y se dedicase a reflexionar sobre los errores cometidos… desde el salón de su casa.

Sin embargo, aunque es de coña que él siga ahí preparado para liderar el proceso sí que hay que reconocerle a Annan que tiene razón en una cosa: es necesario reformar la ONU y hay que hacerlo ya. El problema es, desde mi punto de vista, sumamente complejo por una razón que hemos apuntado aquí en otras ocasiones: si muchos de los estados que forman parte de la organización son dictaduras y las dictaduras son sistemas corruptos por naturaleza (¿alguien puede decirme alguna que no lo haya sido?) la organización formada en buena parte por ellas será, obviamente, corrupta por naturaleza. Además, no olvidemos que cualquier cambio que sea dirigido por el padre de Kojo nacerá con una pequeña (bueno, no tan pequeña) mancha… de petróleo.

Y lo peor de toda esta movida: la ONU cayéndose a cachos y la alianza de civilizaciones a medio hacer…

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