09 septiembre, 2005

Ética igual a riqueza, corrupción igual a pobreza

Veo en el Diario Exterior una noticia que me parece interesante y que merece, al menos, un breve comentario: según una empresa especializada en este tipo de análisis, Chile es, desde el punto de vista ético, el país de Hispanoamérica más adecuado para hacer negocios. Casualmente (bueno, en realidad no tiene nada que ver con la casualidad), Chile es también y, con mucho, el país de la zona más próspero y con una economía más liberalizada y de mercado.

La mentalidad popular relaciona la riqueza de los países con sus recursos naturales o con el tamaño de sus mercados internos y así nos sorprende la pobreza de países como Argentina o Venezuela y relacionamos el crecimiento de China con sus 1.300 millones de habitantes, pero la realidad está bien lejos de eso: lo más importante para que un país se enriquezca es evitar fenómenos como la corrupción, tratar de mantener las economías lo más abiertas posibles y que las instituciones sean cuanto más estables y menos arbitrarias mejor.

La realidad se empeña en demostrarnos una y otra vez que ese es el camino al progreso, aunque muchos que se autodenominan “progresistas” insistan en ir por otras vías que llevan a sitios muy distintos de los que, precisamente, Hispanoamérica también está plagada de buenos ejemplos: Argentina, Venezuela…

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