Llegó al fin el parto de los montes políticos y, como suele pasar con estas cosas, se ha dado a luz a un ratón de proporciones más bien minúsculas. No me malinterpreten, no lo digo por la escasa altura física de Soraya Saénz de Santamaría, persona que además me ha resultado encantadora cuando he tratado personalmente (que no ha sido mucho, no crean que me doy más tono del que me corresponde).
Pero Soraya, que es joven, decidida y resulta muy bien en cámara no tiene una trayectoria política comparable no ya con su antecesor (cuidado, más allá de las opiniones que Eduardo Zaplana despierte su trayectoria política no es moco de pavo: alcalde, presidente de una comunidad, ministro...), sino con la de alguno de los compañeros con los que "competía" por el puesto.
Dicho sea lo de competir sin ánimo de recochineo, porque ya se ha visto que la competición ha sido una puritita milonga: tras mucho pensarlo (que no ha sido tanto) el faraón ha decidido y, en una vorágine de fervor digna de mejor empeño, a todos les parece que ha dado justo en el clavo. Ya es casualidad (y tendría mérito si fuese cierto) que Rajoy siempre acierte con lo que todos los demás están pensando...
No sé que pensarán ustedes, queridos lectores, pero lo que es un servidor está asistiendo con verdadero pasmo a los acontecimientos populares tras las elecciones: nunca una derrota sirvió para extremar el poder del derrotado y nunca tantos fueron tan sumisos y se preocuparon tan poco de disimularlo. Desde que perdió el 9M el líder popular da la sensación de hacer y deshacer a su antojo y, como en los buenos tiempos de Felipe, ha iniciado una renovación que no pasará por renovarle a él, que al fin y al cabo es de los que más tiempo lleva, sino por cepillarse a toda la segunda fila.
Si algunos pensamos que era una buena oportunidad para un proceso ordenado y democrático de recambio, algo que podría pasar por unas primarias y que pudiese servir para generar una dinámica positiva y democrática en el Partido Popular nos estamos llevando el chasco del año: se quedan los mismos (que igual son los mejores y habrían ganado esas primarias, ojo) pero con peores formas.
- Oiga, ¿pero a usted quién le ha dicho que los partidos son una democracia?
- Hombre, la cosa no está en ser una democracia tanto como no parecer una autocracia, además, a este paso y dado que la función crea el órgano se le va a poner al bueno de Mariano el dedo como el de ET, y eso quedaría fatal en los debates de la próxima campaña: imaginen a Zapatero despidiéndose deseándonos "buenas noches y buena suerte" ya Rajoy diciendo aquello de "mi casaaaaa, teléeeeefonooooo".
PD.1: Adam Selene tampoco está muy feliz con el tema.
PD.2: Y justo al publicar me doy cuenta de que en Batiburrillo se me han adelantado por minutos y va a parecer que les he copiado :-).
31 marzo, 2008
El "sorayazo"
Posted by Unknown at 5:19 p. m. Menéame
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