09 febrero, 2005

Censura en Barcelona

El tripartito catalán tiene una curiosa concepción de la democracia y las libertades y en cuanto que nos descuidamos nos ensarta alguna medida de esas que, si hubiesen sido tomadas por el PP, habrían provocado que la progresía multicultural se hubiese echado a la calle cacerola y cóctel molotov en ristre a la búsqueda de la sede popular más cercana.

Y es que la Generalidad ha impuesto la censura informativa, si si, como lo oyen. A partir de ahora los periodistas no van a poder ir al barrio del Carmelo (¿de qué me suena a mí ese nombre?) a dar fe de lo que ocurra. La excusa es que se molesta a los vecinos que allí viven, la realidad es que los vecinos están con un cabreo de orangután herido, como es lógico, así que parece ser que cada vez que les ponen un micrófono en la boca sueltan y no paran y dejan a los políticos responsables de chupa de dómine.

Hablábamos hace tiempo por aquí de las curiosas relaciones de la Generalidad con los medios informativos, pero ahora hemos podido ver como han llegado mucho más allá, en la misma línea, sí, pero notablemente mejor, es decir, peor.

Ya deberíamos estar curados de espantos, pero una vez más las libertades que se toma la izquierda en contra de la libertad nos causan pasmo y maravilla, como no menos nos sorprende el profundo silencio del coro de los kulturetas que están a la que saltan en Irak (cuando les conviene) o que defienden la libertad de un idiota para cagarse en Dios o cocinarlo. Bueno, en realidad esto último tampoco es que nos pille de nuevas.

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