La muerte del pacto nonato

Ayer Rajoy anunció oficialmente la muerte del pacto nonato entre PSOE y PP para hacer frente a la ofensiva nacionalista y, más específicamente, al Plan Ibarretxe. El líder popular aduce que el gobierno ha demostrado su falta de interés en este proyecto en común y que prefiere discutir tan transcendentales cuestiones con sus socios ERC e IU.

Cuando se hizo público el principio de acuerdo allá por mediados del mes de enero mostramos aquí nuestra ingenua satisfacción. Pensábamos que por fin algo de raciocinio había anidado en las cabezas de nuestros gobernantes, que se habían dado cuenta de la gravedad de la situación y de que ésta exigía cierto nivel de entendimiento y coordinación con el principal y casi único partido de la oposición.

Sin embargo, una vez más podemos ver que no, que no hay consideración alguna que importe más allá que el mantenimiento de la poltrona y que se entiende que eso pasa por la total destrucción del único partido que hipotéticamente puede arrebatársela: el PP. Y si al acabar con la derecha de paso se llevan por delante a España, perdón, al Estado Español, pues que se le va a hacer, mientras se puedan repartir los restos y seguir manejándolos como su cortijo todo está bien.

Pretender que el principal problema al que nos enfrentamos (en este punto y según la ideología del lector puede sustituirse la palabra problema por los términos reto u oportunidad de futuro: el razonamiento sería válido también en ese caso) con una comisión compuesta por segundos y terceros espadas es un insulto a la inteligencia y una muestra clarísima de que lo que se desea es marear la perdiz, como si la pobre no estuviese ya suficientemente mareada.

En cualquier caso no sé que es más preocupante: si constatar por enésima ocasión como el gobierno va completamente a lo suyo y que lo suyo es única y exclusivamente acaparar poder; o comprobar de nuevo que la segunda letra de las siglas PP se corresponden más con pardillo que con popular.