06 octubre, 2005

Hay que comprar productos catalanes

Algunos blogs liberales como el de Daniel Rodríguez o el Freelance Corner comentaban en los últimos días el presunto “boicot” que ha propuesto Stop Nacionalismo y que se está extendiendo por la Red a aquellas empresas catalanas que firmaron un manifiesto a favor de ese Estatut que les arruinará y que, en privado, califican de demencial y desastroso.

Tanto Daniel como Emilio defienden que el boicot a estas empresas es una actitud perfectamente liberal, mientras que otras personas con las que he comentado este tema me hablan de una discriminación basada en opiniones políticas que no sólo no es liberal sino que es poco democrática. Incluso terceras voces me dicen que personalmente apoyarán el boicot pero que no creen que deba promoverse en sus páginas.

A mí todo este tema me hace pensar en varias cosas, la primera que estamos en una sociedad absolutamente enloquecida en la que quien en principio no tiene porqué opinar de política (una empresa entre cuyos clientes o potenciales clientes habrá partidarios del nuevo Estatut, partidarios de la independencia e incluso algún que otro partidario de la monarquía absolutista y centralista), se expresa en un documento público y en la dirección contraria a la verdadera opinión que admiten en privado.

La segunda, consecuencia natural de la primera, es constatar el régimen de miedo al que está sometida la sociedad civil catalana, arrinconada por un nacionalismo con el que o comulgas de pe a pa o eres un “fascista anticatalán”. Si un altísimo cargo de una gran empresa tiene que plegarse al “favor personal” que le pide el President en el tema más delicado de la actualidad, ¿por qué embudo no tendrá que pasar el ciudadano medio en sus relaciones con esa administración?

Pero no todos pasan por el aro estatutario, hay empresas y ciudadanos catalanes que se resisten y por cada una que aparece en la lista infame de los genuflexos encontramos otra que se mantiene en pie y que nos ofrecen productos de calidad y sin vergonzosos peajes. Estoy en contra de boicotear los productos catalanes, me parece una barbaridad que como bien dice Daniel paguen justos por pecadores, es más, creo que como consumidores debemos apoyar a los que resisten.

Hay que comprar productos catalanes, sí, de aquellos que están por la independencia frente al poder político y juegan por tanto con una clara desventaja en la muy intervenida sociedad catalana. A los otros ya los ayudará la Generalitat y, si no, que se lo hubiesen pensado antes.

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