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08 julio, 2010

Cuando deseábamos ser como los alemanes

Mi primer recuerdo, muy vago, de un espectáculo deportivo es algún partido del Mundial del 78, teniendo yo cinco años. Algo más tarde recuerdo también entre brumas una final de la Recopa de Europa que el Valencia ganó en los penaltis. De ahí ya al sufrimiento del Mundial 82 y todo lo que vino después.

Y es que los que crecimos durante los ochenta vivíamos con un país en el que nunca, repito, nunca, nadie ganaba nada. Competición tras competición y fuese en el deporte que fuese perdíamos con épica, nos puteaban los árbitros o nos faltaba un poquito, pero ganar, lo que se dice ganar, ni amigos.

Pedro Delgado y su Tour del 88 marcaron una pequeña inflexión, también ese año la pequeña de los Vicario vencía sorprendentemente en Roland Garros, en un partido de tenis en el que oí decir a Matías Prats Jr., por aquel entonces especializado en las emisiones deportivas, una frase que refleja muy bien las penurias que te suponía ser español y seguir el mundo del deporte: “¡Por fin una retransmisión histórica!”, decía Matías entusiasmado y harto de tantos no pudo ser que le había tocado contar antes.

Finalmente, entre Indurain y la Olimpiada de Barcelona algo empezó a cambiar, y desde entonces hemos ganado todo en casi todos los deportes: en el ciclismo cuatro Tours con tres corredores distintos; en el tenis ya antes del formidable Nadal (que va ser y ya es el mejor deportista español de la historia) pusimos nuestra bandera en la arena de París y en muchos otros lugares y ganamos la Davis; en motociclismo el legado del formidable Nieto creció y se multiplicó; en los coches llegaron Carlos Sainz primero y Fernando Alonso después… pero nos faltaban los grandes deportes de equipo.

Y ahora el baloncesto ya nos ganó un mundial, un europeo y casi unos Juegos Olímpicos; y en fútbol hemos ganado la Eurocopa y estamos, quién nos lo iba a decir, en la final de un Mundial.

Estamos en ese lugar con el que antes era imposible tan siquiera soñar, en esa posición de privilegio que antes parecía reservada, precisamente, a los alemanes a los que hoy hemos vencido. Y es que cuando éramos niños siempre deseábamos ser como los alemanes, con esa capacidad para competir y triunfar, con esos equipos que, jugando mejor o peor, siempre llegaban a las finales.

Mañana volveremos a preocuparnos de la crisis, de nuestros políticos y de que quizá sea el último Mundial al que vaya España tal y como la conocemos, pero hoy toca disfrutar: ahora el fútbol es un deporte que juegan once contra once y ganan los españoles.

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23 octubre, 2009

Pues si le llegan a insultar… el Marca por los suelos

La siguiente imagen, ejemplo de periodismo fino donde los haya, fue tomada (gracias Esteban) de un artículo en la edición del Marca del pasado domingo:

marca_laporta

El antetítulo es lo más definitivo: ahora va a resultar que llamar a alguien "cabrón" es criticarle. En el pequeño texto se dedica bastante más espacio a explicar las razones (¿?) que podían tener los descerebrados de los Ultrasur que a contar los hechos en sí.

Además, no aparece la palabra “insulto”, no se cita a los Ultrasur como grupo (sólo se habla de “aficionados más radicales” cuando de todos es conocido quién se mete en ese fondo y cómo de organizado está), ni se pone en contexto la historia de violencia y delincuencia que, como la mayor parte de los grupos ultras de clubs de fútbol, arrastra ese grupo.

Creo que el periodismo deportivo atraviesa en estos momentos una crisis de calidad seria: su información es poco fiable (hoy tal crack está fichado, mañana tal otro, pasado los dos, al final ninguno...), los medios están patéticamente convertidos en hinchas, generalmente está mal escrito o hablado y en no pocas ocasiones los profesionales no saben demasiado de lo que tratan o, al menos, no transmiten la sensación de saberlo.

Sólo faltaba incitar a la violencia, pero ya vemos que el primer paso en la escalada violenta que puede darse en un estadio, el insulto, es visto como una “crítica” de “hinchas radicales” que seguro que al verse y reconocerse en el periódico están de lo más orgullosos. En resumen, que a la siguiente semana pueden llamar a Laporta (o a cualquier otro) más cosas y, si siguen saliendo en los papeles, a la otra a romper un par de cabezas.

¡Y luego todos estamos en contra de la violencia en el fútbol!

PD.1: Con esto no quiero decir que la actitud de Laporta o sus actos me parezcan bien, pero llamarle cabrón no es criticarle y menos aún rebatirle, es simple y llanamente un insulto, palabra que se ve que no conocen en la redacción de Marca.

PD.2: Ya sé que es un poco tarde para hablar de esto, pero he estado dando tumbos por esos caminos de Dios y no he podido hacerlo antes (más información, en breve, en mi blog viajero).

PD.3: Me corrige un lector y me recuerda que sí se cita a los Ultrasur, tiene toda la razón aunque se haga en el último párrafo y un tanto de pasada. Admitido mi error, creo que el significado del artículo sigue siendo el mismo y que, por tanto, el resto del post tiene el mismo valor. Gracias al comentarista.

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20 agosto, 2009

28 segundos y 76 centésimas de pura magia

Ya no sé si Bolt es jamaicano o marciano, pero sus dos oros en el mundial de atletismo y los dos estratosféricos récords que ha marcado parecen, literalmente, de otro planeta.

Muy pocos acontecimientos, deportivos o de cualquier otra índole, me transmiten cuando los presencio la sensación de que eso será algo que contaré a mis nietos, estos días de verano he tenido ese sentimiento dos veces, durante dos breves lapsos de tiempo que juntos sumaban 28 segundos y 76 centésimas. Algo menos de medio minuto de pura magia, ahí es ná.




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22 julio, 2009

Cartas estivales (II): Un par de ideas para mejorar en el Tour

Querido P.:

Como supongo que tú también harás, estoy siguiendo con bastante interés la edición de este año del Tour, una carrera que me ha fascinado desde niño, y no sólo por su aspecto competitivo, como explicaba esta madrugada en mi blog de viajes.

El caso es que viendo las retransmisiones televisivas con la pasión que ha despertado el enfrentamiento entre Contador y Armstrong (¡bravo Alberto!) me sorprende, como seguro que te ocurrirá a ti, que la organización de una carrera que se acerca a sus cien ediciones todavía no haya superado algunos pequeños errores que, cualquier día de estos, nos dan un disgusto.

El primero de ellos, y probablemente el más grave, es permitir a centenares de estúpidos correr al lado de los corredores para animarles, logrando en la mayor parte de los casos molestarles y, en alguna que otra, tirarlos de la bicicleta.

Ya sabes que la frase “correr es de cobardes” ha sido una de las máximas que ha guiado mi vida, así que no me preguntes qué puede llevar a un ser aparentemente racional a ponerse a hacerlo cuesta arriba, bajo el implacable sol de julio y, encima, gritando como un poseso.

Para más INRI algunos de ellos lo hacen disfrazados (como aquel que iba de diablo con tridente y todo y que seguro que recuerdas), a veces llevan enormes banderas (que suelen ser de países en los que no hay ningún corredor con la más mínima posibilidad de hacer algo en ese Tour) y en otras ocasiones con pelucas y aditamentos varios que hacen pensar que, o bien les ha dado demasiado el sol o bien se han pasado con el calimocho.

Hoy mismo un tipo que debería pesar unas 140 arrobas en canal ha corrido más de doscientos metros por delante de Armstrong, cómo intentando llevarle hacía arriba. Además del grotesco espectáculo de su descomunal cuerpo bamboleándose en la carretera estaba yo sufriendo porque a partir del metro 50 tenía la seguridad de que iba a caerse al suelo y empezar a convulsionar del mismo esfuerzo.

No, no es que me preocupe por la salud del chaval, ya sabes que soy bastante insensible ante las tragedias causadas por la propia estupidez del afectado, es que seguro que en mitad del último estertor hace caer al americano y luego dicen que nuestro Contador, que le está dando un repaso fenomenal al yanqui, ha ganado por eso.

Buscando la solución a este problema he llegado a pensar que se podrían instalar en las ruedas de las bicicletas unos a modo de puñales, como los que llevaban las cuadrigas de Ben Hur, pero luego he desechado la idea porque igual resultaba un tanto peligrosa para los propios ciclistas y, de hecho, los sprints podrían acabar con más sangre derramada que una corrida de todos de las de cuando los caballos no llevaban peto.

La siguiente opción sí que la veo más aplicable y desde aquí se la ofrezco, con humildad y generosidad, a los organizadores de la ronda gala: colocar en moto a unos pastores como los que siguen a los cabestros en los Sanfermines y que, del mismo modo que éstos sacuden a los que cometen alguna imprudencia unos varazos que no te menees, cuando a algún espectador se le ocurra imitar a Bolt al paso de la serpiente multicolor (coño, llevo toda una vida queriendo escribir eso de la serpiente) le dejen media docenita de marcas en la espalda.

Ya, ya sé que sería mucho mejor un látigo de siete colas de esos que acaban en un cacho de hueso, pero ten en cuenta que viajando en moto el manejo de tal flagelo iba a ser complicado y a los pobres ciclistas sólo les faltaría que, con lo que duele ya subir esas cuestas, les arreen un zurriagazo a traición.

¡Cómo para exigirles luego que no se dopasen!

Una opción que sí se podría estudiar es equipar a los “pastores” con porras eléctricas, algo que seguro que iba a proporcionarnos momentos de mucha diversión. Por supuesto, si algún espectador resultaba demasiado insistente y recalcitrante los susodichos portadores de porras (o varas o lo que fuese) tendrían carta blanca para marcarse un “rodneykin”, tú ya me entiendes.

En definitiva, se elija un método u otro creo que adoptar la medida redundaría no sólo en una mayor seguridad para los ciclistas sino en una notable mejora del espectáculo.

La otra idea, que ya sé que te he dicho al principio de la carta que eran dos, sería correr el Tour de France en España en lugar de en Francia, pero me da a mi que los franceses, que para algunas cosas son muy suyos, no lo iban a ver muy bien.

Queda con Dios,

Carmelo

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22 junio, 2009

Un par de ideas sobre futbolistas, dinero y contratos

Como cada verano, es llegar el calor y empezar el circo del fichaje futbolero, para gozo de la prensa deportiva, solaz del aficionado que se ve huérfano de partidos y escándalo de los puritanos del dinero, una grey cada vez más numerosa y que en ocasiones se nos destapa desde portadas de insospechados diarios.

Este año a la ración habitual de ofertas y contraofertas y millonadas de aquí y de allá hay que sumarle el “efecto Florentino”, ese presidente que presume de ser el que mejor ficha cuando sólo es el que más paga (lo que quizá también sea un mérito, no lo niego, aunque lo dudo), que ya nos ha dejado un par de perlas por el camino y, sobre todo, que ha vuelto a batir récords con la contratación de ese chico portugués tan fashion por la módica suma de 94 millones de euros.

La cifra es tan alta que hasta un presidente del Gobierno acostumbrado a despilfarrar miles de millones del erario público (es decir, de nuestro dinero) se ha mostrado hipócritamente escandalizado por que una institución privada invierta lo que estime oportuno en un activo que probablemente será relativamente sencillo rentabilizar.

Porque lo que muy pocos han visto o han querido ver es que la contratación del dichoso Cristiano no es un gasto, como el famoso Plan E del Gobierno que en unos meses habrá dilapidado miles de millones en cosas absolutamente innecesarias, sino una inversión que probablemente de muy buenos dividendos.

Un periódico tenía, por ejemplo, uno de los titulares más estúpidos que he leído en mi vida: con un tono crítico se decía que CR9 (o CR7 o como le llamen) costaba lo mismo que un Boeing 747. Lo curioso es que el responsable de tan desafortunado titular no se dio cuenta de que, precisamente, daba en el clavo: Cristiano Ronaldo o un avión con 350 plazas son dos inversiones que se van a rentabilizar de formas distintas, pero que al cabo se parecen bastante: cada uno de ellos hará un trabajo que le supondrá a su empresa unos ingresos.

Es cierto que si la pelotita no entra será más complicado sacar beneficios del fichaje del futbolista, pero también lo será en el caso del avión si sube el precio del petróleo o se desploma el mercado turístico (cosas ambas que, por cierto, están ocurriendo justo ahora). Además, el periodo de amortización del futbolista es significativamente más corto, lo que si no me equivoco también es un punto a su favor a la hora de juzgarlo como inversión.

Por último, lo más importante de todo es que el Real Madrid es, nos guste más o menos y nos caiga peor o mejor, una institución privada que puede hacer con su dinero lo que le plazca. Eso sí, si por una de estas se va al garete que no venga a pedir dinero público.

Villa y los contratos

La segunda serpiente futbolera del verano está siendo la contratación de Villa, el excelente delantero del Valencia, por el Real Madrid o por otro equipo que todavía no sabemos. En este caso y en un peculiar movimiento pendular, el futbolista juega con todo a favor: como él quiere cambiarse de equipo si no le dejan hacerlo los directivos del Valencia son unos esto y unos aquello y tienen al jugador poco menos que secuestrado (creo que he llegado a leer la palabra secuestro en alguna portada).

En este caso la gente se olvida de que Villa, jugador al que admiro y persona que me merece cierto respeto (no responde al modelo de futbolista absolutamente descerebrado que suele triunfar) no sólo cobra un dineral de su actual club (si alguien quiere secuestrarme por varios millones de euros al año que se sepa que estoy dispuesto) sino que además ha firmado un contrato con su el Valencia en el que se especifican muy claramente los requisitos para abandonarlo: o que el club esté de acuerdo o que el jugador (es decir, el equipo que lo fiche) abone la llamada “cláusula de rescisión”.

¿Qué esa cláusula es muy cara y está fuera del precio de mercado? Pues lo siento oiga, haberlo pensado cuando firmó ese contrato que le permite ingresar una millonada al año.

En resumen, que no veo por qué los contratos que firma un futbolista deben tener menos validez que los que firmamos los demás pero, eso sí, me parece estupendo que cobren todo lo que alguien quiera pagarles, al fin y al cabo ellos son el centro de un espectáculo que mueve miles de millones.

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14 noviembre, 2008

Dos perlas sobre los euskalherricos

Cuando uno abre mucho la boca no es raro que por ella meta la pata, a pesar de lo complicado de la postura.

Algo así les ha pasado a los futbolistas euskalherricos, que han mezclado una vez más política y deporte y se van a llevar más de una buena torta dialéctica (que de las otras seguro que no, esas son todas para Ciudadanos y demás gentes de baja estofa nacionalista).

Las dos primeras, bastante memorables, se las han proporcionado hoy mismo Antonio Basagoiti y Santiago González.

El líder popular vasco ha dado con una de las claves, la del canguelo de la sociedad vasca, a pesar de que tantos de sus componentes sean del mismo Bilbo, y lo ha dicho claro, muy claro para lo que suele estilarse en este mundo de lo políticamente correcto: "Aquí hay mucho acojonado".

El espléndido periodista, por su parte, ve y nos hace ver otra cara del problema, la de la vergonzosa doble moral (también relacionada con el miedo, claro), y nos recuerda en su blog el caso de Bixente Lizarazu, jugador vascofrancés que fue amenazado por ETA por el terrible delito de jugar con la selección de Francia. Esto ocurrió en el año 2000 y, como bien dice González:

Ni un solo jugador vasco movió un dedo, convocó una reunión, escribió o firmó un manifiesto de protesta. Ningún equipo vasco se manifestó colegiadamente. Silencio total.

Ahora sí que han hablado, como siempre para socorrer a los asesinos. Vaya unos gudaris de mierda que tiene la patria vasca en el mundo del deporte... Y, por cierto, como el Athletic baje a segunda (que lleva todo el camino) brindaré por ello, siempre me ha caído mal ese equipo de racistas del rh.

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06 octubre, 2008

La prensa deportiva y el Atlético como síntoma

El periodismo deportivo es un sector en el que se magnifican y agravan muchos de los errores del resto de ámbitos de la prensa, además de tener sus propios vicios, por así decirlo.

No sé si la causa de esto es el forofismo propio del deporte, el hecho de que al final son cosas que tampoco tienen la importancia de la política o la economía o que, como el periodismo del corazón, quizá los consumidores son menos exigentes en este campo que en otros, pero la falta de rigor en las retransmisiones o en los análisis es digna de analizarse.

En lo poco que llevamos de liga hemos asistido a un perfecto ejemplo de esto que creo que vale la pena comentar: el encumbramiento inaudito de un equipo, el Atlético de Madrid, y un jugador, el "Kun" Agüero, que todavía no habían hecho nada de verdad, porque ganar media docena de partidos al principio de la temporada no es nada.

Pero a pesar de que el número de títulos ganados por el Atlético en los últimos lustros es igual a cero, y que lo único que ha ganado el Kun es un campeonato del mundo de juveniles con su selección (y el oro olímpico, cierto) ya se hablaba del equipo como un firme candidato a la liga (de hecho para algunos parecía que ya la hubiera ganado) y del argentino como el mejor jugador del mundo, llamativa corona para un jugador que no ha jugado ningún mundial y que sólo ha disputado dos partidos de la Champions.

Pero la realidad ha sido que en cuanto estos que iban a comerse el mundo se han enfrentado a un equipo fuerte han perdido si el partido era en casa (el Sevilla) y han hecho el ridículo más espantoso fuera (el Barça). Así, en seis jornadas de liga ya están a siete puntos de los líderes. Glorioso.

Creo que en el fondo de todo esto está el más burdo interés económico: el Atlético de Madrid tiene una afición especialmente fiel y todos sabemos que cuando las cosas para tu equipo van bien se lee más la prensa, se oye más la radio y se ve más la tele. No obstante, cabría preguntarse si, a pesar de que el deporte es en el fondo un juego, los colegas que nos lo cuentan no deberían ser un pelín más serios.

- Oiga, pues como tomen ejemplo de la política apañaos estamos.

- Ahí voy a tener que darle la razón. ¡Qué tiempos nos ha tocado vivir!

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09 julio, 2008

Niños deportistas: por fin alguien dice algo

De una forma muy oportuna, ya que estamos en año de infamia olímpica, la ONG Save the Children (STC) ha publicado un informe (pdf) sobre el deporte de alta competición en la infancia y los problemas que puede acarrear a los niños que caen en las redes del deporte "de élite", por paradójica que pueda parecer la expresion.

No he tenido todavía tiempo de leer el informe completo, pero en una "lectura diagonal" he encontrado bastantes cosas que me han parecido interesantes y reveladoras. En primer lugar, en su índice vemos que presta atención especial a cuatro deportes: el fútbol (tiene cierta lógica: es el más popular del mundo y, para lo bueno y para lo malo, va a aparecer en prácticamente cualquier estudio que se haga a nivel global), el boxeo infantil en Thailandia (una práctica bastante salvaje de un país que no parece tener mucho respeto por la infancia), las carreras de camellos en los Emiratos Árabes Unidos (en las que parece ya prácticamente erradicado el uso de niños) y, para vergüenza de España y de todo occidente, la gimnasia, ese deporte lamentable basado en la explotación de niñas indefensas.

Y es que ese deporte tan "hermoso" en el que las niñas tan monas hacen cosas tan increíbles tiene un lado oscuro que más que oscuro es negro zaino. Así, leemos en el informe de STC

(...) la competición de alto nivel requiere sesiones de entrenamiento para las niñas que podrían considerarse extremas incluso para los adultos. Las exigencias de éxito cada vez mayores generan una presión constante en las gimnastas para entrenar más horas,con más esfuerzo y,especialmente en el caso de las gimnastas, a una edad excesivamente temprana (muchas veces los cinco años). Las consecuencias adversas de este tipo de entrenamientos, con sesiones semanales a veces entre las 30 y las 45 horas, han sido ampliamente citadas en la literatura médica.

¡Niñas entrenando entre 30 y 45 horas a la semana!

Según el informe, y tal y como podemos ver en cualquiera de las competiciones que son retransmitidas continuamente (¡que asco!) por las televisiones, el peso de una cría que se dedique "profesionalmente" a este deporte está entre 10 y 15 kilos por debajo de lo que se consideraría el peso ideal de una persona normal. Obviamente, esto las lleva a tener una tasa brutal de problemas de anorexia y desarreglos alimentarios de todo tipo.

Además, creo que es importante recalcar que las pobres niñas que caen en esa auténtica "trata de blancas" sacrifican su salud, su infancia y buena parte de su juventud a cambio de nada, al fin y al cabo un profesional destacado de muchas disciplinas deportivas consigue durante su carrera unos ingresos (y unas cotas de reconocimiento público) excepcionales, mientras que las gimnastas tienen una carrera a la que han de sacrificar mucho (entrenando 40 horas a la semana a ver quién se saca unos estudios), que acaba muy pronto y tras la que no tienen un duro.

El informe nos habla de estas cosas (y otras peores) y cuenta los casos de varias gimnastas a cual más terrible, incluso a algunas de ellas el "amor por el deporte" la llevó directamente a la tumba con menos de 25 años.

CHINA, ESE GRAN PAÍS

Uno de los apartados más interesantes del informe de STC es el extenso capítulo que dedica a China y su benéfico régimen, bendecidos este año por los sátrapas filoasesinos del COI, como podemos ver muy preocupados por la limpieza en el deporte y en los restantes ámbitos de la vida. En resumen, un hermoso ejemplo... de organismo absolutamente vomitivo.

A lo que íbamos, el informe habla del sistema de escuelas deportivas que pueblan toda China y en la que los niños entran a edades muy tempranas. Como ejemplo, una de las más prestigiosas del país, la de Shishahai, de la que se cuentan cosas como:

El director de la escuela, Liu Hong Bin, asegura que los estudiantes tienen edades comprendidas entre 6 y 22 años. Sin embargo, según el principal entrenador Wang Zhi Jian, un gran porcentaje de niños tenía 4 años. Según él, los niños atletas comienzan a competir a los 7 años y, para llegar a este punto,necesitan al menos 3 años de entrenamiento.

Por cierto, en el paraíso comunista no se aprovechan de los más pobres para crear campeones deportivos de los que se pueda servir la propaganda, no, que va:

El hecho de que en las zonas rurales el límite esté situado en 2 hijos y que muchos padres vean en el deporte una oportunidad para abandonar la pobreza,puede ser un factor que explique el origen de muchos talentos en los pueblos más remotos.

Eso sí, el benéfico régimen comunista y sus entrañables y filantrópicos líderes se preocupan mucho de los deportistas captados en la niñez cuando sus carreras terminan, vamos, muchísimo:

Muchas veces, la vida se vuelve incluso más dura para los deportistas que se ven obligados a abandonar la competición. El pasado año,la agencia nacional de noticias Xinhua informaba que casi 6.000 deportistas profesionales que se retiraban cada año de la competición acaban sin trabajo o sin ningún tipo de plan educativo de cara al futuro. La campeona del Campeonato Internacional de Maratón de Beijing en 1999, Ai Dongmei, 26, anunciaba el pasado año que no tenía ahora otra opción que vender todas sus medallas para conseguir algo de dinero para alimentar a su familia. La campeona asiática de levantamiento de pesas, Cai Li,moría a los 33 años de neumonía por no poder costearse los medicamentos.

¡Y yo que pensaba que el único sitio en el que no había un sistema público de salud eran los malvados EEUU!

Ironías (amargas ironías) a parte, les recomiendo la atenta lectura del informe (pdf). Una razón más, por si no teníamos suficientes, para boicotear los Juegos de la vergüenza.

PD.: Y a ver cuando la opinión pública se escandaliza tanto con esto como con los niños de las fábricas.

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30 junio, 2008

¡Que gozada!

Lo nunca visto, "the never seen", la repera, la releche... ¡¡España ganando algo al jurgol!!

He de decir que, como casi todos, no me esperaba nada de esta Eurocopa, han sido demasiados años de disgustos y decepciones como para empezar un nuevo campeonato, ilusionarse y que luego nos sacaran del torneo en un partido de mierda o en una desgraciada tanda de penaltis.

Cierto es que muy pocas veces la cosa había tenido tan buena pinta. En el último mundial, por ejemplo, se empezó goleando pero inmediatamente después la cosa pasó a un racaneo de lo más cutre y, al final, un equipo de verdad nos echó a al calle: la Francia del Zidane al que íbamos a jubilar y que nos pasó por encima como un tanque.

Sin embargo, esta vez los partidos tenían otro matiz, incluso cuando no se jugaba bien del todo se veía "otro aire" y, finalmente, llegó una tanda de penaltis en la que no palmábamos después de haberlo hecho en distintas ocasiones con Bélgica, Inglaterra y, la más dolorosa, con Corea. Por fin habíamos pasado de cuartos y, una vez hecho eso, todo parecía posible.

Lo mejor del asunto es que, además, se ha ganado como hay que ganar: haciendo el mejor fútbol de la Eurocopa, siendo el equipo más sólido y superando claramente a todos los rivales con los que nos hemos ido enfrentando, incluso a los asquerosos italianos, asesinos del fútbol entendido como espectáculo bello y estimulante y que, por una vez, tuvieron su merecido.

Lo peor (porque todo tiene un lado malo en esta cochina vida) ha sido ver a los políticos subirse al carro de la victoria para chupar cámara y, además, rindiendo todos pleitesía a Cuatro y repitiendo las consignas de la cadena prisaica: que si podemos por aquí, que si la roja por allá... Zapatero aprovecha para decir que no es gafe y hasta la ministra de Defensa ha iniciado hoy su comparecencia en el Congreso (con la que vuelva a la actividad tras la baja por maternidad) ¡felicitando a la selección y a Luis Aragonés!

Ya que estamos por imitar a la tele, un poquito de por favor señores, ¿por qué no se callan y nos dejan disfrutar en paz?

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10 junio, 2008

A por ellos, oé

España empieza hoy su andadura en la Eurocopa...



...Y como siempre me temo que la cosa será de risa.

Por cierto, equipazo de la leche ¿eh?

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