11 octubre, 2005

Los refugiados y las vergüenzas de Mojamé

El sátrapa marroquí se está retratando con el asunto de los inmigrantes como el verdadero montón de mierda medieval que es, con perdón. Según algunas fuentes unos 1.500 inmigrantes están siendo trasladados en autobús a un punto indeterminado del desierto para luego ser abandonados allí, sin comida, sin agua, sin nada. El viaje, en el que hay hasta mujeres embarazadas y niños, está siendo tan duro que ya al parecer ya ha muerto gente en los autobuses, pues tampoco se da a los deportados agua ni comida en todo el trayecto.

Esta es la verdadera cara del régimen que lidera con mano de hierro el Comendador de los Creyentes: algo peor que una dictadura, una satrapía medieval en el que no hay ni sociedad civil, ni opinión pública, ni un átomo de libertad individual o económica, todo está bajo la babucha del reyezuelo y nada se mueve si no es por su santa voluntad. En consecuencia el gobierno se ejerce desde el más absoluto desprecio a todos aquellos valores como la justicia, los derechos humanos o la dignidad, en suma, que consideramos centrales en nuestras sociedades capitalistas y, permítanme que me ría, en teoría tan inhumanas.

Si ayer hablábamos por aquí de la inmunidad de ciertos políticos españoles eso es una broma al lado de la carta blanca de la que goza Mojamé para hacer ley de su capricho. Así, si ahora interesa que los pobres “subsajas” ataquen la valla se les lleva para allá, si queremos que parezca que la policía hace algo se les dispara por la espalda, si ahora el juego político será más rentable si eliminamos de la partida a los pobres negritos pues los eliminamos, en el sentido literal del término...

Pero toda esta historia también está dejando sobre el tapete la miseria de otros, de los que se dicen amigos del tirano día sí y día también, de los que viajan a Marruecos a mendigar lo irrenunciable a cambio de ayuda y de un dinero que irá directamente a las cuentas suizas del reyezuelo asesino, del Gobierno de España, vaya, que parece que entre la dignidad y la vergüenza siempre tiene clara cual será su decisión.

Nuestro gobierno llegó al poder hace año y medio montando la ola del pacifismo chic y la solidaridad de diseño, pero su política internacional nos deja bien claro hasta donde está dispuesto a llegar por esos principios, los derechos humanos, la dignidad de las personas o la solidaridad, que se supone defendía pancarta en ristre: no mucho más allá de las letrinas de un reyezuelo tiránico o un comunista caribeño.

Ya vamos viendo en qué consiste la tan traída y llevada Alianza de Civilizaciones: en aliarse con tiranos por civilizar para que no nos molesten y las fotos nos queden bonitas, sin “subsajas” agonizando en segundo plano.

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