26 octubre, 2005

Ven aquí, que te voy a informar


Esta imagen no es sino una de las publicadas hoy por El Mundo (de donde tomo la fotografía, gracias mil) y que también hemos podido ver como vídeo en los telediarios de este mediodía. Se corresponde con la actuación de unos piquetes, supongo que informativos, de pescadores de Alicante, que en plan turba enfurecida se han metido en un supermercado, han soltado unas cuantas “yoyas” al dependiente de la pescadería y han destrozado el puesto.

En los informativos televisivos el reportaje se completaba con otras imágenes de otro grupo de pescadores (estos no sé de donde) que, presos de una histeria como si fuesen a saltar la famosa reja del Rocío, desparramaban por el suelo de la carretera la carga de un camión, obviamente también pescado.

No sé si será porque a casi todos nos han enseñado desde pequeñitos que con las cosas de comer no se juega; porque en un mundo en el que la gente todavía muere de hambre la comida desperdiciada nos causa gran desazón; o porque a los precios que está el pescado en los mercados se nos revolvían las carnes y las carteras, pero las escenas resultaban extremadamente violentas (también puede ser que lo que resultaba violento fuese el repaso que le estaban dando al pobre empleado, claro).

Eso sí, unas horas después de que se emitiesen esas muestras de salvajismo por la televisión la Ministra de Agricultura está reunida con los pescadores intentando solucionar “el conflicto”. Al mismo tiempo, éstos mantienen sus bloqueos en diversos puertos españoles, impidiendo la libre circulación de bienes y personas. Es decir, el gobierno negocia con un grupo que en diversos ámbitos y de diversas formas está ejerciendo la violencia sobre las personas o sobre sus propiedades en demanda de que el estado (es decir, sus ciudadanos vía impuestos) asuma/asumamos sus problemas económicos y, por cierto, no son los únicos a los que le suben el precio del gasóleo.

Lo más probable es que fruto de esa negociación y de la alarma social que su violencia genera logren buena parte de sus demandas, por injustas que estas sean: si suben sus costes lo que tienen que hacer es subir ustedes sus precios señores, que mi amigo el vegetariano no tiene porqué pagarles nada vía impuestos (y si su negocio es ruinoso dedíquense a otra cosa, cambiar de vez en cuando viene bien).

Yo creo que un gobierno merecedor de tan nombre debe defender a sus ciudadanos de las agresiones de salvajes como éstos y esforzarse por mantener un derecho básico como la libertad de movimiento; a estas horas debería haber identificado a los agresores (que éstos sí que lo son y no los del Minijtro Bono) y haberlos puesto a disposición judicial; tendría también que mantenerse firme y no ceder automáticamente ante ningún tipo de violencia de un signo u otro; y, muy especialmente, nunca puede hacer pagar a todos los privilegios de unos pocos.

Debe de ser que soy un fatxa.

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