16 noviembre, 2005

Irak avanza con paso firme hacia la democracia

El Primer Ministro iraquí, Ibrahim Al Yafari, ha reconocido que en una de las cárceles del país se han cometido torturas, concretamente 173 presos han sido vejados o maltratados. Además, Al Yafari ha anunciado que se desarrollará una investigación especial para esclarecer los hechos.

Quizá a muchos de ustedes les parezca un tanto paradójico el título de este artículo para referirme luego a un caso de torturas que parece bastante aterrador, pero yo creo sinceramente que, si somos capaces de escarbar un poco más allá de la superficie del titular, veremos que por primera vez en muchos lustros una autoridad iraquí reconoce que se practican torturas, que éstas son algo negativo, que se va a investigar el asunto y que se va a castigar a los culpables.

Ahora es noticia la tortura terrible de 173 presos, pero en Irak, como en la mayor parte de los países de mayoría musulmana (que distan mucho de ser una democracia), la tortura no era noticia, sino que se ha venido practicando de forma sistemática desde hace decenios, de hecho todo el país era una inmensa cárcel en la que el poder transmitía concienzudamente el terror a unos súbditos, que no ciudadanos, que sabían perfectamente que por cualquier delito o sin necesidad de incumplir las leyes podían ser encarcelados y martirizados hasta la muerte.

Porque la diferencia entre las dictaduras y las democracias no es que las segundas sean un paraíso de bondad, el hombre malvado lo será hasta en el más justo de los mundos, sino que mientras en las primeras la maldad está institucionalizada y forma parte del ordenamiento, bien sea por escrito o por costumbre, en las segundas se persigue a quien comete delitos, aun cuando sean en defensa del estado.

Por todo esto hoy Irak está mucho más cerca de la democracia que, por ejemplo, Arabia Saudí, donde los jueces lo pueden condenar a uno a 750 latigazos administrados, eso sí, en cómodos plazos de 50 por semana. Por cierto, que extraño que a esta noticia no se le haga ni puñetero caso, debe ser que la otra ya no deja espacio en la sección “torturas” de nuestra aguerrida prensa.

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