20 noviembre, 2005

Más diálogo

Durante esta pasada noche ETA ha hecho explotar varias bombas en un par de empresas de Vitoria, un concesionario de automóviles y una fábrica de bicicletas han sentido en sus propias instalaciones las capacidades dialogantes de la organización terrorista. Como suele decirse en estos casos, afortunadamente no ha habido “desgracias personales”, es decir, ni muertos ni heridos.

Sin embargo sí que hay otro tipo de desgracias asociadas a este terrorismo mal llamado “de baja intensidad”, en primer lugar la de quienes lo sufren y entran en una espiral de problemas y amenazas para seguir adelante su vida, pero también la de todos aquellos que reciben unos mensajes muy claros: “tú serás el próximo si hablas, tú serás el próximo si no pagas, tú serás el próximo si no haces y dices lo que nosotros te digamos”.

Y es que aunque algunos quieran hacernos creer que aquello es un paraíso en el que sólo el PP pone crispación así se sigue viviendo en el País Vasco: entre amenazas, sin poder expresarse en libertad, con miedo de ser el próximo, sin querer significarse.

El terrorismo quizá sea de de baja intensidad, el terror sigue siendo de alta eficacia.

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