05 diciembre, 2005

Niño no preguntes, caca

La Vicepresidenta Fernández de la Vega ha dado hoy la primera lección magistral de “Educación para la ciudadanía”, esa nueva asignatura para el adoctrinamiento en el pensamiento (dicho sea sin ánimo de ofender) único izquierdosobuenrrollista que nos domina.

La clase se ha desarrollado en un instituto de Teruel al que la señá Maritere ha ido a hablar de la Constitución, no sé si in artículo mortis o ya de cuerpo presente (me refiero a la Carta Magna, por supuesto, no a la propia señora de la Vega que cada día tiene mejor aspecto). Lo curioso del asunto ha sido que después de la charleta vicepresidencial se ha levantado un profesor, ole sus cojones, y ha dicho que le parecía impresentable que hubiesen tenido que mandar las preguntas previamente a la Dirección Provincial de Educación para “ordenar el debate”.

Soy consciente de que es más que probable que toda esta cagada se deba al celo de algún funcionario intermedio particularmente genuflexo, pero no deja de ser significativo y muy revelador de cómo los políticos y los funcionarios entienden la relación de los poderosos con el pueblo que les presta la autoridad que tienen y les paga el sueldo que cobran.

Claro, que también puede ser que algún probo funcionario haya recordado la bronca que en su día le echó no recuerdo bien qué ministra a su jefa de prensa porque le había soltado unos periodistas – miuras sin picarlos lo suficiente antes. La faena de aliño le salió bastante mal a la ministra (creo que la de Fomento) y tras alguna que otra cornada dialéctica corrió a almohadillazos a su subordinado.

Alguien de Teruel con buena memoria ha preferido no correr riesgos y que, si bien quizá no se llegase a las orejas y el rabo, por lo menos se tuviese cuidado de afeitar bien a esos peligrosos morlacos periodísticos que eran los adolescentes del instituto, cuyas lenguas viperinas prometían momentos de extraordinaria zozobra política, que ya se sabe que los únicos que dicen la verdad son los locos y los niños.

Pero a lo que íbamos, lo más importante es que hoy los estudiantes del Instituto de Enseñanza Secundaria Ibáñez Martín han aprendido la primera lección de su educación como ciudadanos: si te cruzas con un político no preguntes niño, caca.

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