27 junio, 2007

Cocaspaña

Resulta que para una vez que somos, como país, los primeros en algo es en consumo de cocaína. La noticia salta a los medios por un estudio de la ONU y causa la consiguiente alarma, pero es algo que puede ver cualquiera que no quiera cerrar los ojos: a nuestro alrededor en las oficinas, en los locales de ocio, en los institutos… todos sabemos que la “farlopa” campa por sus respetos y con total impunidad, con total accesibilidad, barata incluso...

Leo en la prensa artículos alarmados y escucho en la radio testimonios terroríficos sobre cómo las adicciones destrozan vidas y familias, pero todavía no he leído u oído a nadie que extraiga una conclusión que a mí me parece meridianamente clara pero que quizá hoy no sea la más políticamente correcta: la prohibición no funciona, la distinción entre drogas legales e ilegales no sirve para mucho, llevamos décadas empeñados en una “guerra contra la droga” en la que vamos perdiendo, y por goleada.

Así que tras pasar años y años prohibiendo, gastando una cantidad descomunal de dinero y recursos para frenar el tráfico y el consumo nos encontramos con que ambos aumentan día a día, no sólo no logramos ir reduciendo el problema o estabilizarlo: éste va creciendo paulatinamente.

Personalmente, creo que cada uno debe ser libre de consumir las sustancias que desee, sean estas más o menos dañinas, allá cada cual con su cuerpo siempre que se ofrezca información veraz sobre lo que cada cosa que decidimos tomar contiene. Eso no quiere decir que esté a favor de las drogas, especialmente de algunas como la cocaína, que no me resultan en absoluto atractivas y cuyo consumo me parece, sobre todo, un acto de notable estupidez, pero allá cada cual con las estupideces que desee cometer, no son asunto mío… ni del estado.

¿Legalización? Probablemente hacerlo “en vivo” y solo en España no sería una solución, pero sí que creo que es necesario que empecemos a estudiar formas alternativas de abordar el problema. Los contrarios a esta medida nos dicen que hay que transmitir ciertos valores a los jóvenes y los ciudadanos, pero aun en el hipotético caso de que esta sea labor del estado, que no lo es, parece claro que también se está fracasando en este aspecto: los jóvenes se toman el tema a rechifla y la percepción real al nivel de la calle es llamativamente laxa si se tiene en cuenta el impresionante esfuerzo informativo, publicitario y represivo que se desarrolla alrededor de las drogas.

Otro argumento en contra de la legalización es que al hacer la droga más accesible aumentaría el consumo, una razón defendida con ardor a pesar de que no hay experiencias previas que nos demuestren que es así y a pesar de que la realidad es que hoy es extremadamente sencillo hacerse con sustancias como la cocaína o el cannabis, repito: extremadamente sencillo. ¿Lo sería más si no estuviesen prohibidas? Puede que sí, también puede que no, pero lo que sí está claro es que al entrar en el círculo de la legalidad estarían sometidas a los controles y las limitaciones legales y sanitarias que tienen otras sustancias adictivas como determinados medicamentos, el alcohol, el tabaco o, permítanme el sarcasmo, la hamburguesa triple equis. Es decir, paradójicamente, al menos serían más "sanas".

Una cosa más que me gustaría apuntar para terminar: está claro que las drogas van a seguir siendo un problema de salud, la humanidad lleva desde siempre consumiéndolas y la experiencia de las últimas décadas hace que no podamos ser muy optimistas, visto esto… ¿no es hora de que nos planteemos que, al menos, dejen de ser un problema policial?

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