27 agosto, 2008

El estado del bienestar... ¡C’est Magnifique!

He de confesarlo queridos lectores: acabo de ver la luz, salgo de las tinieblas liberaloides y entro en los soleados y verdes campos de la socialdemocracia, por fin soy consciente (aunque me ha costado, lo reconozco) de que está bien pagar impuestos abusivos por cada cosa que hacemos, compramos o cobramos; de que es necesario mantener una superestructura de funcionarios que gestionen con pericia los recursos que nos confiscan; de que es imprescindible que se recorten nuestras libertades... todo sea por ayudar a las familias que lo necesitan.

¡Cómo envidio a los contribuyentes franceses!

PD. ya en serio: Otro día hablaremos de lo que significa "estado del bienestar" en otros países y a lo que le damos ese nombre en España.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

... y sin embargo:
estoy a favor de un tipo impositivo único para todo el mundo, en lugar de tipos progresivos en función del nivel de ingresos. Es eso coherente con estar a favor de un "tipo regresivo" de prestaciones familiares en función de los ingresos, en lugar de un "tipo único" por hijo?
saludos,
norsk

Anónimo dijo...

Ya ve, señor mio, una pequeña falla en un grandioso sistema. Se arregla poniendo una cláusula por ingresos a la ley, y listo. Remendar el libeggalismo es un pelín más dificil.

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

Es que éste es el verdadero problema del estado del bienestar: que es insostenible. Y muchas veces (como la presente) lo es porque no garantiza una gestión eficiente de los recursos que maneja. En realidad, uno no sabe si esa falta de eficiencia es pura dejadez (lo cual sería grave) o es intencionada (lo cual no tiene nombre). A saber adónde van a parar los millones y millones procedentes de la recaudación.

Estoy seguro de que muchos liberales podrían admitir sin problemas la prestación de servicios públicos siempre que se garantizasen dos cosas: eficiencia en la gestión y responsabilidad por el despilfarro. Pero podemos esperar sentados, me temo...

Anónimo dijo...

Pues no sé por qué es el subsidio a Angelina Jolie y Brad Pitt más ridículo que las viviendas regaladas (y destrozadas a los pocos meses) a un grupo de traficantes en Pitis, Madrid.

Al menos Angelina Jolie y Brad Pitt contribuyen con sus impuestos al gasto público.