Israel cumple hoy 61 años y eso es, sin duda, algo que hay que celebrar. Como lo están haciendo en aquel pequeño y maravilloso país y como todos deberíamos hacerlo aquí por varias razones entre las que se me ocurren unas pocas a bote pronto:
- Porque un pueblo perseguido y masacrado durante siglos tiene por fin un hogar.
- Porque ese pequeño país es la única democracia en miles de kilómetros a la redonda.
- Porque Israel es nuestro mejor aliado en la batalla contra un fanatismo que no sólo quiere acabar con los judíos sino con todos los infieles. Y, qué casualidad, nosotros somos infieles y tierra que reconquistar.
- Porque es un país maravilloso.
- Porque en él hay gente maravillosa.
- Porque esa gente sigue viva, a pesar de que tantos hayan querido (y aún quieran) eliminarlos de la faz de la tierra.
La mayoría de las celebraciones judías se pueden resumir con una frase: “Han tratado de matarnos pero no lo han conseguido, así que vamos a comer”.
No sé si a ustedes les pasa lo mismo, pero yo me siento bastante identificado con el chiste y con ese espíritu un tanto despreocupado y festivo, y es que (y este es el último de los porqués de este artículo) aunque traten de vendérnoslo como un lugar extraño lleno de gente fanática y rara resulta que Israel es uno de los países en los que he estado que más se parece a España.
Un motivo más para hoy soplar con ellos 61 sacrificadas, duras e incluso a veces sangrientas (pero muy hermosas) velas.
PD1.: No os perdáis la cobertura del evento que ha hecho José Cohen en su Desde Sefarad.
PD2.: La foto es de la bandera de Israel en lo alto de Masada. La hice en mi primera visita (que espero que no sea la última) a ese impresionante lugar hace ya casi dos años. Creo que ya le he colgado por aquí alguna vez, pero es que... ¡no se me ocurre nada más adecuado!
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