09 agosto, 2009

1.200 kilómetros al oeste, 9.000 si es al este

La distancia aproximada que separa Tel Aviv de Atenas es de unos 1.200 kilómetros, una cifra sin mayor importancia si no fuera porque es la mínima que tendrían que recorrer los homosexuales de Israel para celebrar una manifestación como la que ayer tuvo lugar como protesta por el asesinato de dos gays la pasada semana.

Una manifestación necesaria por culpa de una desgracia que jamás debería haber ocurrido, sí, pero que había sido organizada por el propio ayuntamiento de la ciudad y en la que estaban el alcalde, el ministro de educación (de ese partido “ultraconservador” llamado Likud) y el mismísimo Presidente de Israel, Simon Peres.

Si en lugar de ir hacia el oeste a la populosa comunidad homosexual israelí le hubiese dado por ir hacia el este la distancia necesaria para poder celebrar la manifestación se habría ido a los 9.000 kilómetros que separan Tel Aviv de Tokio.

Eso sí, antes habrían tenido que sobrevivir a su paso por paraísos de la libertad como Irán, Paquistán, China… No creo que hubiese sido un viaje de placer.

1.200 kilómetros al oeste, 9.000 al este, recordad esas distancias cuando os pregunten por qué defendemos a Israel.

PD.: Y no dejéis de leer la estupenda crónica sobre la manifestación de Tel Aviv escrita por Sal Emergui.

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