Aunque hay versiones para todos los gustos, la primera lectura que en mi opinión puede hacerse de la crisis de gobierno que nos ha servido por sorpresa Zapatero es que ya tenemos delfín, aunque quizá no sucesor.
Así empieza mi columna publicada hoy en Libertad Digital en la que analizo (o mejor dicho trato de analizar) lo que me parece lo más destacado de la remodelación de Gobierno que nos regaló ayer Zapatero: la ascensión a los cielos de la sucesión de Rubalcaba.
En ella hago una predicción más arriesgada de lo habitual en mi caso (normalmente trato de evitar los futuribles, que en periodismo los carga el diablo) y nó sólo me decanto por Rubalcaba como sucesor sino que propongo un tempo para los hechos.
Por cierto, aunque en el asunto no entro en eso, si ustedes me lo preguntan les diré que creo que Rubalcaba es algo así como Sauron, pero calvo y totalmente ausente del glamuramen. Por los orcos no me pregunten, pero el otro día que volví a ver a Benegas tras mucho tiempo me recordó a un personaje que tenía un tesoroooooo.
Y no digo más.
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